El
jueves 22 de septiembre a las 9:05 de la noche, hora de Venezuela (01:05 hora
universal del día 23 de septiembre), entra el Sol a Libra, y comienza
un ciclo muy especial, cargado de fuertes e intensas energías espirituales, que
marcan la segunda mitad del año astrológico y la llegada del equinoccio de
otoño.
Independientemente
de que en el sur del planeta llegue la primavera y en el norte es que se manifiesta
el otoño desde el punto de vista climático, desde la perspectiva energética,
astrológica y psicológica, la influencia otoñal abarca a todo el planeta.
Se trata de una
influencia espiritual cuyo significado tiene que ver con aprender a equilibrar
las energías de nuestro yo personal, nuestro ego, con las del resto de la
humanidad; este ciclo es propicio para lograr ese equilibrio, ese centro, entre
las necesidades de nuestra individualidad y las del colectivo.
Desde un punto
de vista más espiritual, este equilibrio tiene que ver con nuestra vida mundana
y los impulsos de nuestro ego, y el aprendizaje que debemos vivir para
conectarnos con el todo universal.
Precisamente,
cuando emprendemos una meta de crecimiento espiritual, nuestro ego debe reducirse
para dar paso a una realidad que está más allá de los sentidos, y así poder
vivir con la conciencia de que realmente hay una energía en común para toda la
humanidad, que se expresa de forma individualizada en cada uno de nosotros.
Las energías de
Libra nos recuerdan que alcanzar el equilibrio no es fácil, que el centro de la
balanza es el área de mayor poder, que si fortalecemos ese centro, lograremos
el equilibrio; es tiempo `por tanto, de aprender a centrarnos y mantener
estable la balanza, ello nos dará paz, armonía, claridad mental y relaciones
llenas de amor y justicia.
El Sol
en Libra pierde sus cualidades esenciales y se coloca en una posición que
astrológicamente se llama “caída”, y que indica que el ego, el centro de
nosotros mismos, se debilita en este tiempo, para poder sintonizarnos con todo
aquello que nos rodea desde una perspectiva igualitaria, armónica e integrada.
El
tiempo de Libra es ideal para fortalecer relaciones con las demás personas, de
equilibrar la balanza y que nuestros deseos personales no vayan en perjuicio de
los otros; es momento de recordar que nuestros derechos terminan donde empiezan
los de nuestros semejantes, y es bueno reflexionar sobre el hecho de que en
nuestras vidas, las cosas que necesitamos, dependen de otros seres humanos, y
que solos no podemos funcionar en este mundo.
La fecha
de Libra es un tiempo iniciático, es un ciclo donde los que siguen el camino
espiritual hacen rituales para alcanzar grados más elevados de Maestría; es un
tiempo donde se activa el chakra “anahata”, el punto energético que se asocia
al corazón, a los sentimientos, a nuestro sistema inmunológico, pues de nuestro
equilibrio emocional depende en gran medida nuestra salud.
La
consciencia que debemos desarrollar sobre todas las cosas que tenemos y a las
que podemos acceder gracias a las demás personas, nos llevará a entender que
más tendremos, más recibiremos, cuando mayor sea nuestra capacidad y
disposición de dar.
En este
sentido, el influjo presente en este período es propicio para que tomemos
consciencia de nuestra misión en esta vida en relación con los demás: qué
podemos ofrecer, en qué podemos ayudar, qué cosa sabemos hacer que sea útil a
los demás, es tiempo de dar, no de esperar a ver qué nos dan.
Y cuando
decimos “dar”, no nos referimos a limosnas o regalos, nos referimos a que todos
tenemos algo que ofrecer, algo que sabemos hacer y que es útil a los demás, y
tomando consciencia de esto, realizando con amor nuestra labor, lograremos
equilibrar nuestras relaciones, armonizarnos en nuestras relaciones humanas y
también con nosotros mismos.
Casi a
la vez que el Sol entra a Libra, viene Mercurio retrocediendo para pasar a
Virgo, y se “cruzan”; el astro de la comunicación en su movimiento retrógrado
ha causado cierta alteración, descentrando las energías de Libra, pero saldrá
de este signo cerca del momento en que el Sol con su energía esencial active
las mejores cualidades libranas, favoreciendo el que podamos centrarnos y
lograr el equilibrio.
El 25 se
dará la Luna Nueva, el Sol y la Luna coinciden en Libra, favoreciendo la
claridad y potencia de nuestra mente, lo que nos permitirá visualizar y poner
la atención con fuerza en algo que represente un poderoso anhelo y que esté
alineado con la cualidades de armonía, paz y amor del signo de la balanza.
El hecho de que haya seis
planetas retrocediendo, favorece que desarrollemos el poder de nuestra
introspección, nuestra fuerza interna, poniendo el foco de atención en ese
centro que mantiene el equilibrio, para que nuestros deseos sean concedidos en
justicia, sin perjudicar a otras personas.
Ilustración:
Pedro González Rondón
http://galeriapetrograph.blogspot.com/
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