domingo, 24 de noviembre de 2019

Sagitario activa tu espíritu de trascendencia


Ya el Sol entró en Sagitario y activó las cualidades esenciales de esta franja del zodíaco, que se asocia a los grandes ideales, la mente filosófica y el conocimiento superior.

La filosofía está definida como la ciencia que se ocupa de responder los grandes interrogantes de la humanidad, tales como el origen del universo o del hombre, el sentido de la vida, entre otros, con el fin de alcanzar la sabiduría.

Esta cualidad sagitariana implica un proceso de evolución espiritual en nuestras vidas, que evita quedarnos en un nivel de instintos básicos, ya que como humanos buscamos en algún momento trascender y conectarnos con el Ser Superior.

Asimismo, la cualidad sagitariana implica la actividad creativa de nuestra mente, que no se conforma con repetir lo que ve, sino que busca la manera de hacer cosas nuevas, que permite tener una visión de largo alcance, y demostrar así que realmente estamos hechos a imagen y semejanza de nuestro Creador, y por tanto tenemos el don de imaginar y llevar a concreción lo imaginado.

En este tiempo de Sagitario el momento es propicio, si así nos lo proponemos, de cultivar nuestros poderes creativos, en sintonía con la fuente de todo cuanto existe, con la “materia prima” del pensamiento, con Dios, y ampliar nuestra visión de las cosas, aquello que nos permita ver más allá, buscar lo trascendente de la vida, su verdadero sentido.

Por supuesto que para ello tiene que haber una intensión, un  propósito, un deseo. Podemos quedarnos en lo básico y con ello sólo recibiremos de Sagitario la energía elemental relacionada con su festividad, buen humor y espíritu aventurero, pero esto es apenas la superficie de este signo, que en su esencia más profunda nos permite alcanzar una amplia visión de la vida.

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sábado, 9 de noviembre de 2019

Astrología de procesos y no de resultados


El tema que voy a abordar puede ser algo delicado, pues tiene que ver con los pronósticos astrológicos, y puede haber quien sienta que me estoy refiriendo a alguien en particular, pero no es así; me voy a referir a los astrólogos en general, a todos, incluyéndome.

El énfasis que se da al tema de las predicciones, puede terminar provocando el descrédito de una disciplina que bien utilizada, muestra su efectividad.

El asunto es que al enfocarnos en posibles resultados a futuro, ocurren demasiados desaciertos. Si la astrología funcionara en esa tarea de pronosticar resultados, los astrólogos tendrían que acertar en el 100% de sus pronósticos.

En astrología el que alguien lleve un buen porcentaje de acertadas, pero digamos que ha fallado en un 30% de las ocasiones, no es algo bueno, es como si un médico se ufanara de haber operado exitosamente a un 70% de sus pacientes, y se le hayan muerto el restante 30%.

Si señalamos que determinado planeta trae un suceso, eso debería ocurrir porque sí, y no podemos luego, al no pasar lo esperado, empezar a hacer justificaciones.

Tampoco podemos dividir el asunto entre astrólogos buenos y malos, de acuerdo al número de sus aciertos, porque ningún astrólogo presenta un record de 100% de aciertos. Parafraseando a Jesús: El astrólogo que no se haya pelado en sus pronósticos, que tire la primera piedra.

¿Entonces, estoy queriendo decir que no funciona la astrología? Pues no. He comprobado que funciona, dependiendo del uso que se le dé. En alguna ocasión, para una ponencia en un congreso astrológico, mi colega Antonio Polito escribió un material en el que defendía una astrología enfocada hacia procesos, y no hacia resultados.

Precisamente, estudiando las posiciones planetarias, es posible determinar ambientes, tendencias, posibilidades, tanto en temas personales como colectivos, pero el asunto empieza a fallar cuando nos atrevemos a dar un posible resultado.

Por ejemplo, podemos orientar a alguien sobre posibles conflictos de pareja para que sea esta persona quien tome sus decisiones, pero no es igual a que le digamos a esa persona: “Te vas a divorciar”.

Asimismo, en lo colectivo, podemos prever cuando un ciclo político va a declinar o va a entrar en crisis, pero la cosa falla cuando decimos que en tal fecha va a caer el gobierno.

Si por ejemplo, se pudieran prever terremotos de manera exacta, bastaría con alertar el día, hora y el lugar en que va a ocurrir, y así evitaríamos grandes tragedias, pero no es igual a que alguien diga: “Viene un terremoto” y a los cinco meses, si ocurre alguno en algún lugar (lo cual no es nada extraordinario porque las zonas sísmicas siempre son proclives a temblores), esta persona diga: “Yo lo dije”.

Tal “pronosticadera” a diestra y siniestra va a terminar hundiendo la credibilidad en una disciplina que puede ser de gran utilidad para el ser humano, para conocerse mejor a sí mismo, para encontrar su propósito de vida, descubrir sus potencialidades y tomar decisiones de la mejor manera.

La tendencia a querer pronosticar es grande, pero he aprendido que el único que sabe lo que va a ocurrir es Dios.

En más de una ocasión hemos observado que se dan configuraciones astrales parecidas a otras que marcaron eventos del pasado, como por ejemplo, la caída de un dictador. Sin embargo, a pesar de darse el mismo aspecto planetario, no ocurre el mismo suceso.

Y es que tenemos que tomar en cuenta que la época no es la misma, y todos los astros no estarán ubicados jamás en la misma forma que en el pasado; asimismo, los personajes varían; el dictador del pasado no tiene la misma carta astral que uno del presente, y un líder democrático del pasado es distinto a uno actual, y así podemos seguir enumerando una serie de factores que varían, y que debemos tomar en cuenta.

Por lo tanto, el pronóstico astrológico hecho de esta forma, enfocado en un resultado específico, termina volviendo a la astrología en una actividad del azar, tal como el juego de “Quien quiere ser millonario”, cuando se acude al comodín del “50 y 50” para responder una pregunta.

Es por esto que prefiero utilizar el término “cosmobiología” para referirme a la astrología, porque si la vemos de esta manera y la estudiamos a profundidad y con un sentido de asesorar al ser humano, a guiarle en sus tendencias de vida respetando su libre albedrío, colocaremos el estudio de la influencia de los planetas, en un sitial en el que la astrología sea respetada como una profesión valiosa para la humanidad.

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