Estas son unas
de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, más complicadas de su
historia, y las configuraciones planetarias que estarán presentes ese día, así
lo reafirman.
El ambiente que
ha estado presente en esta campaña electoral, es de muy alta polarización y
confrontación, donde se enfrentan dos plataformas que presentan altos
contrastes en sus ofertas programáticas y en su visión ideológica.
En lo que
compete al área que nos toca analizar, es decir, el ambiente astrológico que
estará presente el 3 de noviembre, el primer punto a destacar es que esta será
una elección que comenzará bajo la energía de Mercurio retrógrado.
En lugar de
teorizar sobre los efectos de esta retrogradación, tomaremos un ejemplo de la
historia, relativamente reciente de Estados Unidos, pues en estos comicios ocurrirá
algo muy parecido a lo que ocurrió en la elección del 7 de noviembre del año
2000, en la potencia del norte.
En aquella
ocasión, Mercurio retrocedía en Escorpio y en su retroceso llegó a Libra el día
de las elecciones presidenciales del 2000, y ese día, en la noche, el astro
culminó su retrogradación y se puso directo.
¿Y qué ocurrió
aquella vez? El candidato demócrata, el vicepresidente en ejercicio, Al Gore,
superaba por voto popular al candidato republicano George W. Bush en su primera
aspiración presidencial, no obstante, por el sistema de colegios electorales,
Bush tenía alta probabilidad de resultar electo, y el estado que sería decisivo
para superar a Gore en los colegios, era Florida.
La votación fue
tan reñida que hubo de hacerse un reconteo de votos para determinar quién sería
el ganador; una semana después de los comicios, no se sabía quién había ganado,
y el caso estaba a punto de pasar a tribunales, no obstante, en aquella ocasión,
el candidato demócrata decidió reconocer la mínima ventaja que Bush le sacó en
Florida, y de esta forma el republicano pudo ser proclamado presidente electo.
En esta ocasión
ocurrirá igual, bueno, no decimos igual en cuanto a los hechos, sino desde el
punto de vista astrológico: llegaremos a esta elección con Mercurio
retrocediendo, pasando de Escorpio a Libra, y con la misma situación de aquella
vez, pues se pondrá directo justo el mismo día de los comicios, aunque un poco
más temprano que en aquel entonces, a horas del mediodía.
Ahora bien,
sabemos que las cosas nunca suceden exactamente igual, ni siquiera en
Astrología; en esta ocasión habrá un añadido que no hubo en el 2000, y es que
también el planeta Marte estará retrogradando con mucha fuerza en su signo, que
es Aries, y no será sino hasta el 14 de noviembre que vuelva a avanzar.
En medio de esta
elección, la energía de Marte en retroceso (que es cuando el astro se acerca
más a la Tierra) añadirá mayor beligerancia a la campaña; y con los ánimos más
caldeados que en el 2000, si se llegase a presentar una situación similar en
medio de una competencia reñida, tal vez no haya gestos como el de Al Gore, que
reconoció su derrota por mínima diferencia, y en este caso, la decisión podría
quedar en manos de un tribunal, y en medio de un ambiente muy caldeado a nivel
popular.
El planeta más
fuerte el día de las elecciones, es Urano, que hace cuadratura con los ángulos
más poderosos de la carta astral de ese instante en que oficialmente inician
los comicios, es decir, con el Medio Cielo y el Fondo del Cielo, además de
oponerse al Sol.
Este planeta
indica eventos y resultados sorpresivos y puede ser indicativo de una fuerte
tendencia renovadora.
Sobre a quién
favorece esta energía, podemos ver las cosas desde dos perspectivas distintas.
Si tomamos el significado renovador de Urano, se podría pensar en un cambio de
gobierno, lo que favorecería al candidato demócrata, Joe Biden.
Pero si lo vemos
desde la perspectiva de lo que representa cada uno de los candidatos, sabemos
que Biden representa al status quo, a la clase política, mientras Donald Trump encarna
al líder que quiebra esas estructuras, y en este sentido, Urano le favorece.
Entonces, ¿nos
quedamos con esta duda? ¿Con este pronóstico ambiguo? Busquemos una respuesta
más a fondo. Mientras en la carta de Biden, Urano se opone a su Sol, en la de
Trump, Urano apoya a su Sol, por tanto la energía de Urano, a nuestro juicio,
favorece más al actual presidente que al ex vicepresidente.
Analizando las
cartas astrales de ambos candidatos, por donde se mire, y aún en contra de lo
que dicen las encuestas, todo apunta a un triunfo de Donald Trump, a pesar de
que no la tiene fácil, pues Saturno, el astro que limita, se opone a su Venus,
que rige su área del poder.
En la carta
astral de Biden, donde tiene varios planetas (entre ellos su Sol) en Escorpio,
estará pasando, días antes de la elección, la Luna (que representa al pueblo)
desde Tauro, frente a todos esos astros que los tiene en su casa 12, un sector
que augura momentos difíciles para él. A la vez, Tauro es el área del poder de
Trump, y la Luna pasando por allí a pocos días de la elección, es buen pronóstico.
A esto le
agregamos que el día de la elección, la Luna estará en Géminis, signo solar de
Trump, y se posará sobre su Sol al finalizar la jornada electoral, ya casi al día
siguiente, cuando debería ser oficial un resultado electoral, y sea el momento
de un discurso de celebración, si es que no ocurren imprevistos.
Esta Luna que
estará posándose sobre el signo solar de Trump, rige, en la carta astral de
Estados Unidos, el sector octavo, relacionado con lo secreto, y que bien
pudiéramos considerar como el “voto oculto” que no aparece en las encuestas.
Pero lo más
llamativo, es la sincronía en la carta astral del actual presidente con su
punto del destino, su Nodo Lunar Norte, que estará encima de su Sol y de su
propio Nodo en Géminis, en el área del poder, que es el área donde de acuerdo a
este punto, tiene Trump su misión de vida. Esta elección parece indicar un
llamado de su destino, un evento predestinado en su vida.
Ilustración:
Pedro González Rondón
http://galeriapetrograph.blogspot.com/
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