En una carta astral, además de los planetas, en
ocasiones podemos incluir algunos asteroides, que nos dan información adicional
sobre nuestras tendencias de vida en el área específica donde se encuentren
ubicados en nuestro mapa natal.
En esta ocasión, hablaremos sobre Palas Atenea,
asteroide que toma su nombre de una diosa de la mitología griega, y por tanto,
canaliza las características que se le atribuyen a esta deidad.
Palas Atenea viene siendo como una versión femenina
de Marte, pero con mayor inteligencia y cultura. Es una diosa guerrera, pero a
diferencia del astro rojo, no utiliza la fuerza bruta ni se deja llevar por sus
impulsos e instintos, sino que fundamentalmente usa la estrategia y hace alarde
de su intelecto.
Lo marcial y lo cultural se dan la mano con Palas
Atenea, y por tanto, le da un sentido más elevado al “arte de la guerra”, tal
como el nombre del célebre libro de Sun Tzu.
Cuando la energía guerrera viene acompañada de un
código de honor y de una estudiada estrategia cargada de ancestral sabiduría,
podemos estar en presencia del toque de Palas Atenea en esas cualidades
marciales.
Pero esto va aún más allá, porque esa energía
marcial, cuando se aplica a nuestro crecimiento interno, en lo físico, mental y
espiritual, e irradiamos esos avances a quienes nos rodean para lograr un
crecimiento colectivo, estamos en presencia de Palas Atenea.
Marte es la energía yang, que puede aplicarse tanto
a la guerra como al deporte; la valentía, la acción física, la iniciativa,
mientras que Palas Atenea es la energía yin: la fuerza interna, el temple del
espíritu, la estrategia.
Les quiero contar mi experiencia con la energía de
Palas Atenea, porque la mejor manera de conocer los efectos de algún astro, es observando
su efecto en nosotros mismos y en las personas cercanas a nosotros; una
vivencia es la mejor forma de reconocer las cualidades de un punto planetario
de nuestra carta astral.
Como tengo a Marte, mi guerrero en posición de caída
en Tauro, nunca he sido amante de los deportes, y menos de las artes marciales,
bueno, por lo menos eso creía, aunque si me atrapaban en la comodidad de mi
hogar, series como “Kung fu”, aunque nunca me hubiera atrevido a practicar este
arte marcial.
Por la misma razón, siempre tuve reticencia a
practicar Taichí Chuan, arte marcial familia del Kung fu, pero de movimientos
más suaves.
Sin embargo, hace unos seis meses me animé a
inscribirme en unas clases de Taichí de tipo terapéutico, y me dije, ah bueno,
si es “terapéutico” no harán énfasis en lo “marcial”. Sin embargo, una vez que
fui avanzando en mis prácticas, y experimentar los avances que iba teniendo, y
vi que si deseaba podía enfocarme en el Taichí en su aspecto de arte marcial, y
podía subir de grados (cinturón blanco, amarillo… hasta llegar al negro), pues
se despertó en mi ese entusiasmo deportivo, y que a cada momento iba más allá
de lo físico.
En efecto, al ir avanzando en lo físico, lo que me
llevó además a un cambio de estilo de vida y alimentación, también se fue
templando mi espíritu, se fue sincronizando mi cuerpo con los ciclos naturales
del universo, la respiración, la tranquilidad mental, el desarrollo de la
memoria, en fin, un estado de bienestar físico, mental y espiritual.
Junto a eso, disfruto de un aprendizaje de
estrategias defensivas, en equilibrio, de manejo de las energías del organismo
y las que tomamos de la naturaleza, con el respaldo de una tradición y una
sabiduría milenarias.
Es una experiencia fantástica y que ya forma parte
de mi vida, en una institución que preserva esa antiquísima tradición, como es
el Centro de Artes Tradicionales Chinas “Cielo Tierra Hombre”. En mi caso
pertenezco a la sede del estado Nueva Esparta, Venezuela.
Pareciera que con esta historia me estoy desviando
del tema de este artículo, sobre los efectos del asteroide Palas Atenea en la
carta astral. Pero no, al contrario, esta historia me sirve para poner de
ejemplo los efectos de este astro en mi vida.
Tengo a Palas Atenea en Capricornio, haciendo un
aspecto bastante favorable con Marte, y de acuerdo a lo que les he contado,
pienso que mi experiencia con el Taichí lleva la marca de Palas Atenea.
Este es un arte marcial que va desarrollando
movimientos en forma lenta, armónica, acompasados con la respiración, se trata
de meditación en movimiento; sus bases y su historia tienen un alto componente
espiritual.
Mi Marte en caída no me hubiera sacado de mi zona de
confort, pero mi Palas Atenea movió mi energía guerrera y competitiva (no de
competir con otros, sino con mis propias “limitaciones”), y movió esa energía
guerrera desde su polaridad femenina o yin, lo interno, bueno, esa energía se
manifiesta hasta en el hecho de que mi Instructor inmediato es una mujer, por
cierto, una gran profesora, en quien veo la viva imagen de Palas Atenea.
Y es además importante destacar el aspecto cultural
y de sabiduría de Palas Atenea, y esa influencia la he sentido no solo en el
aspecto de entrenamiento físico, sino en la necesidad de aprender, investigar y
comprender esta disciplina, lo que me ha llevado a buscar mucha información
sobre la misma, su historia, bases filosóficas, efectos y significados de las
formas que practicamos, etc.
Pero además, en la misma institución recibimos esa
instrucción teórica, a través de charlas, talleres, cursos, por tanto, el
efecto de Palas Atenea, en su aspecto cultural, también se ha hecho sentir en
mi carta astral.
Le agrego, ya para concluir, que al tener a Palas
Atenea en Capricornio, me he tomado esto con bastante disciplina, añadiendo el
hecho de que la tengo en conjunción con Saturno, por lo que, sin duda, me lo he
tomado muy en serio.
Ilustración: Pedro González Rondón
http://galeriapetrograph.blogspot.com/
CURSO DE ASTROLOGIA POR WHATSAPP / INSCRIPCIONES ABIERTAS