El Sol acaba de entrar a Cáncer este
martes 21 de junio. Se activa este ciclo zodiacal que llega con el solsticio de
verano, el día más largo del año en la latitud norte de nuestro planeta.
Cuando el Sol recorre esta franja del
zodíaco, predomina en el ambiente el elemento agua, que prevalece en nuestra
conducta durante este tiempo. El agua se asocia a caracteres emocionales,
sensibles, sentimentales, susceptibles, psíquicos e intuitivos, y todas estas
cualidades estarán activadas con mucha intensidad.
Será un tiempo de lágrimas a flor de piel,
de nostalgia, de introspección, un tiempo en el cual debemos medir no sólo lo
que decimos, sino la forma cómo lo decimos, para no herir susceptibilidades.
Los signos de agua son los más “kármicos”,
esto significa que son los más propensos a la búsqueda interna, en ese mundo
subconsciente donde se almacenan los recuerdos, el pasado, aquellas cosas que
nos marcan emocionalmente y que pueden aflorar de un momento a otro en busca de
resolver asuntos que hemos dejado pendientes.
Los signos de agua, o aquellas personas
que tienen mucha influencia del elemento agua, son los que afrontan más crisis
existenciales y también los que finalmente logran la transmutación, por eso, en
la parte de nuestra carta astral donde tengamos los signos de agua, es el área
donde más tendremos que trabajar nuestro mundo psíquico para despertar nuestros
poderes transformadores y superar nuestro “karma”, que es fundamentalmente emocional.
El agua representa el subconsciente, esa
parte de nuestra consciencia responsable de hacer realidad todo aquello que
pensamos, bueno o malo; lo que nuestra mente consciente envía al subconsciente,
éste último lo graba, y después lo materializa.
El subconsciente tiene un gran poder
creativo, pero obedece a las instrucciones del mundo consciente; en este tiempo
donde la energía del agua está tan marcada, el subconsciente adquiere gran
potencia.
En un momento como éste, debemos estar
alerta para no dejarnos arrastrar por las emociones y controlar nuestros
pensamientos, para que estos sean productivos, y podamos utilizar esta gran
fuerza que está en el ambiente a nuestro favor.
Con la entrada del Sol a Cáncer, se
renueva el ambiente al recibir con más intensidad la luz del astro rey. Esta
etapa se relaciona con Juan el Bautista, y resulta interesante el simbolismo de
este momento, pues el bautismo se realiza vertiendo agua sobre la cabeza de
aquel que es bautizado.
La Luna, regente de Cáncer, moviliza el
agua, lo podemos ver en las mareas, como suben en Luna Llena y se retiran en
Luna Nueva; de igual forma, la Luna mueve nuestra marea interna, pues estamos
constituidos en un 75% de agua.
En Luna Llena tenemos nuestra marea
interna al máximo, mal utilizada provoca agresividad, arrebatos emocionales y
hasta actos de locura, pero cuando se sabe canalizar su energía a través del
autocontrol y la meditación, podemos lograr actos de magia.
En nuestra carta astral, el astro asociado a nuestro mundo psíquico‑emocional
es justamente la Luna, y ésta es fluctuante; ella afecta las mareas, que suben
o bajan de acuerdo a las fases lunares. Por eso nosotros, que estamos
constituidos en un 75% de agua, tenemos altas y bajas emocionales.
De esta forma, si nos quedamos a merced de nuestras fluctuaciones
emocionales, muchas cosas que logramos cuando estamos alegres y tenemos por
tanto pensamientos positivos, después las echamos a perder cuando nos viene un
bajón emocional.
Así que debemos esmerarnos en que nuestros pensamientos se mantengan
en un nivel constante, sin dejarse afectar por las fluctuaciones emotivas; así
estemos exaltados o decaídos emocionalmente, debemos hacer un esfuerzo en
mantener pensamientos de éxito permanentemente.
La Luna marca el temperamento
del signo Cáncer, representado por el cangrejo, animal que dentro de su fuerte
caparazón esconde una suave y delicada piel. Así como el cangrejo camina de
lado y hacia atrás, de igual forma los cancerianos o personas con mucha
influencia de este signo, suelen no ser frontales, van con mucha cautela en pos
de su objetivo, rodeándolo y observándolo hasta que llegue el momento preciso
de actuar.
Cáncer es un signo de mucha
tenacidad, que no descansa hasta tanto no haya logrado la meta que se trazó, tarda
quizás en alcanzarla por esta razón de que avanza sinuosamente, lo que le puede
ocasionar que esté durante largo tiempo en busca de un determinado objetivo,
pero paradójicamente, una vez que logra esa meta, parece que no le dura mucho
el entusiasmo.
Como buen hijo de la Luna,
Cáncer es variable, suele tener momentos de mucha exaltación, para después
pasar a estados de profundo decaimiento. Es un signo nostálgico, que vive en el
pasado, sumergido en un mundo de emociones.
No es casual llamar a Cáncer el
signo de la maternidad, si observamos que la Luna se asocia a la fertilidad y
que el ciclo lunar está íntimamente ligado al ciclo menstrual de la mujer.
Muchos de los pertenecientes a
este signo, tienen facultades psíquicas y pueden practicar la psicometría, es
decir, pueden obtener impresiones vívidas de acontecimientos pasados en
relación con objetos y lugares; esta facultad da una cualidad única a la memoria
de Cáncer.
Ilustración:
Pedro González Rondón
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