El domingo 20 de marzo, el
Sol hace su ingreso al signo de Aries, lo que representa el año nuevo astrológico, el inicio de un nuevo ciclo natural, es el momento de renovar, de
iniciar, de renacer. Se produce el equinoccio de primavera. Al estar el Sol en
el punto más cercano al ecuador, el día y la noche tienen igual duración.
La energía del Sol en Aries,
tiene ver con renacimiento, renovación, y justamente ocurre cerca de la fecha
en que se conmemora la resurrección de Cristo.
Es también la resurrección de
la naturaleza que en invierno muere para luego renacer y renovarse. Dice el
maestro espiritual Omraam Mikhael Aivanhov, que cada año todo se renueva, pero
es importante que también lo haga el ser humano.
Muchas veces, los seres
humanos no cambian, no se sintonizan con esta renovación, sienten algo en el
aire, en la naturaleza, pero no se dejan influir. Este momento es favorable
para abrir sus puertas y sus ventanas para que esta vida pueda también
impregnarles; es una lástima que este renacimiento se produzca en la naturaleza
y que los humanos, demasiado concentrados en las viejas cosas, apenas lo noten.
Para aquellos que han
aprendido a sintonizarse con los ciclos de la naturaleza y a manejar sus leyes,
que son las leyes de la vida, este período del equinoccio de primavera es muy
importante, ya que lo utilizan para hacer todo un trabajo de purificación, de
regeneración.
Señala Aivanhov que si se ha
situado la resurrección de Jesús en este momento del año, es porque en
realidad, se trata de la resurrección de toda la naturaleza: “Si no morís, no
viviréis”, dijo Jesús. La noción de resurrección está obligatoriamente ligada a
la muerte; en tanto no muere, la semilla se opone a la manifestación de la
potencia de la vida oculta dentro de ella. En el hombre, es la naturaleza
inferior la que debe morir para dejar su sitio al espíritu, que encuentra
entonces la posibilidad de liberarse para actuar y transformarlo todo.
El secreto de la resurrección
está ahí, delante nuestro, en la naturaleza, y espera que nosotros lo
comprendamos, que nos decidamos a morir conscientemente para que surja en
nosotros un ser humano nuevo.
Se trata de una muerte
simbólica y a la vez muy real, se trata de no apegarnos a viejas experiencias
que condicionan nuestro actuar y nos atan a una cadena de conductas repetidas.
Se trata de nacer cada día, de vivir cada día con asombro, sin expectativas
forjadas por experiencias pasadas; cada día es totalmente distinto al otro,
cada momento nos depara una sorpresa, una oportunidad de crecimiento.
Aries, el signo que da inicio
al año zodiacal, se relaciona precisamente con esta energía vital, este primer
impulso de vida. Por eso Aries es pionero, emprendedor, todo pasión y
vitalidad, es la energía del niño que está descubriendo el mundo, que no
entiende negativas y que cuando quiere algo va directo a su objetivo, y si no
puede obtenerlo arma una rabieta.
Aries es la energía para la
conquista, su vida es una eterna lucha. Es competitivo, dinámico, enérgico,
rápido, precipitado, agresivo, ingenuo, valiente y emprendedor. Le cuesta
terminar lo que empieza pues lo que le gusta es iniciar, promover, sentir la
emoción de lo nuevo, pero una vez que la actividad se vuelve rutina, pierde el
entusiasmo. Es el impulso necesario para que se inicie la acción, es el “yo”,
el ego, la pasión del fuego que se lleva todo por delante. Es impaciente, no se
deja dominar fácilmente y ama su libertad.
Marte es el planeta regente de
Aries; la mitología lo ubica como el Dios de la Guerra. Marte es el principio
de conquista, se relaciona con la confrontación, la energía, el impulso
agresivo, la acción, la inducción y el estímulo. Marte da dinamismo, es
ejecutivo, rápido, arriesgado, viril. Es la energía sexual masculina.
Marte manifiesta la intensidad
de la acción instintiva e inmediata que no mide consecuencias, Se relaciona con
la fuerza física, los deportes, las actividades militares. Este planeta ejerce
influencia orgánica sobre el bazo, nuestro almacén de energía vital que nos da
coraje y nos invita a la acción.
Aries, el signo que da inicio
al año zodiacal, se relaciona precisamente con esta energía vital, este primer
impulso de vida. Por eso Aries es pionero, emprendedor, todo pasión y
vitalidad, es la energía del niño que está descubriendo al mundo, que no
entiende negativas y que cuando quiere algo va directo a su objetivo.
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Ilustración:
Pedro González Rondón
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