viernes, 21 de septiembre de 2018

Equinoccio de Otoño: El Sol pierde poder…


El 22 de septiembre a las 9:55 de la noche, hora de Venezuela (23 septiembre 01:55 hora universal), entra el Sol a Libra, y comienza un ciclo muy especial, cargado de fuertes e intensas energías esotéricas y espirituales, que marcan la segunda mitad del año astrológico y la llegada del Equinoccio de Otoño.

Aunque el astro rey permanecerá en el signo de la balanza hasta el 23 de octubre, el influjo otoñal seguirá activo hasta el 21 de diciembre, cuando el Solsticio de Invierno nos traiga el Espíritu de la Navidad.

Así como el Equinoccio de Primavera (entrada del Sol en Aries) marca el inicio del año nuevo astrológico, el Equinoccio de Otoño (ingreso del astro rey a Libra) indica que entramos en la segunda mitad del año astral. La primavera (que ocurre aproximadamente el 21 de marzo) representa la fuerza del ego, de la individualidad, mientras que el otoño nos trae el declive del “yo”, y el momento es propicio para ceder parte de nuestras personalidades en función de relacionarnos armónicamente con otras personas.

Si bien es cierto que por esta fecha llega el otoño en la latitud norte y en cambio llega la primavera en la latitud sur, en ambas latitudes el Sol activa a Libra, signo de características otoñales, por lo tanto, desde el punto de vista astrológico, tanto en el norte como en el sur vivimos las características psicológicas del otoño, independientemente del clima. Igual ocurre cuando entra el Sol a Aries (primavera en el  norte y otoño en el sur) pero energía primaveral en ambas latitudes.

Lo mismo podemos decir con los solsticios, el de verano en el norte, que marca la entrada del Sol en Cáncer (temperamento psicológico de verano para norte y sur), y el de invierno también en el norte, que marca la entrada del Sol en Capricornio (temperamento psicológico de de invierno para norte y sur).

El Sol en Libra pierde sus cualidades esenciales y se coloca en una posición que astrológicamente se llama “caída”, y que indica que el ego, el centro de nosotros mismos, el ser punto de atención, son características que se debilitan en este tiempo, para dar paso a que los demás sean el foco de atención para nosotros, que sintamos en carne propia el hecho de que sólo interactuando y dependiendo de las cualidades de otras personas, podemos realizarnos plenamente como seres humanos. El Sol pierde en Libra su poder egocéntrico.

El tiempo de Libra es ideal para fortalecer relaciones con las demás personas, de equilibrar la balanza y que nuestros deseos personales no vayan en perjuicio de los otros; es momento de recordar que nuestros derechos terminan donde empiezan los de nuestros semejantes, y es bueno reflexionar sobre el hecho de que en nuestras vidas, las cosas que necesitamos, dependen de otros seres humanos, y que solos no podemos funcionar en este mundo.

Libra es un signo existencial, que necesita mantener un delicado equilibrio para sentir que las cosas fluyen bien, y cualquier desarmonía lo desequilibra. El Sol debilitado en esta franja zodiacal llama a la reflexión sobre la existencia humana, nos hace ver más allá de nosotros mismos, nos torna un tanto indecisos porque nos hace entender que tenemos que tomar en cuenta todas las opiniones, nos ayuda a comprender, nos enseña a compartir, y nos hace entender que para estar completos necesitamos el complemento de otra persona.

La fecha de Libra es un tiempo iniciático, es un ciclo donde los que siguen el camino espiritual hacen rituales para alcanzar grados más elevados de Maestría; es un tiempo donde se activa el chakra “anahata”, el punto energético que se asocia al corazón, a los sentimientos, a nuestro sistema inmunológico, pues de nuestro equilibrio sentimental depende en gran medida nuestra salud.

La consciencia que debemos desarrollar sobre todas las cosas que tenemos y a las que podemos acceder gracias a las demás personas, nos llevará a entender que más tendremos, más recibiremos, cuando mayor sea nuestra capacidad y disposición de dar.

En este sentido, el influjo presente en este período es propicio para que tomemos consciencia de nuestra misión en esta vida en relación con los demás: qué podemos ofrecer, en qué podemos ayudar, qué cosa sabemos hacer que sea útil a los demás, es tiempo de dar, no de esperar a ver qué nos dan.

Y cuando decimos “dar”, no nos referimos a limosnas o regalos, nos referimos a que todos tenemos algo que ofrecer, algo que sabemos hacer y que es útil a los demás, y tomando consciencia de esto, realizando con amor nuestra labor, lograremos equilibrar nuestras relaciones, armonizarnos en nuestras relaciones humanas y también con nosotros mismos.

Libra es un signo cardinal, es decir, que toma iniciativas, en este caso, las iniciativas son en relación a luchas a favor de la sociedad, de la justicia y del bien común. Es un signo de aire y por tanto idealista, de principios, comunicativo y sociable.

Al estar regido por Venus, sus motivaciones están ligadas a los afectos, al amor, a la estética, la belleza y el arte. Su mayor felicidad es compartir y sentir que lo admiran y lo aman.

El otoño es el inicio del declive de la naturaleza, que comienza a soltar lo caduco para una posterior regeneración. En el ciclo humano psicológico, este tiempo nos invita a desprendernos del egocentrismo y entender un poco a las demás personas. Es tiempo de conciliar, de ceder, de compartir.

El tránsito del Sol por Libra debilita las energías egocéntricas y refuerza la búsqueda de unión a otras personas, equilibrando así nuestro ego con su naturaleza social. Esta es justamente la palabra clave del signo de la balanza: "Yo equilibro".

El ciclo que comienza con el Equinoccio de Otoño y la entrada del Sol en Libra, cuenta con el halo energético de tres poderosos arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael, cuyo día se celebra el 29 de septiembre.

Estos tres seres de luz son rectores de los tres astros de mayor significación en el zodíaco: el Sol, la Luna y Mercurio, los tres planetas que mayor influencia ejercen en la vida cotidiana del ser humano.

El Sol es la representación de nuestro mundo consciente, la esencia de nuestro ser, nuestro “aquí y ahora”; tiene que ver con la existencia, que es el darnos cuenta de qué somos, de quiénes somos, y ello nos diferencia de la vida animal instintiva.

La Luna, por su parte, abarca nuestro campo subconsciente, que es el que nos permite almacenar nuestras vivencias, tener memoria, guardar imágenes que luego utilizaremos para reproducirlas y con ello manifestar a plenitud el secreto de la creación.

Mercurio a su vez, nos da la capacidad de expresar a través de la palabra, todo aquello que el subconsciente guarda, y también permite procesar todo lo que almacenamos en nuestros recuerdos: clasifica, selecciona, establece criterios; eso, en pocas palabras, se llama “pensar”. Y a la vez Mercurio tiene que ver con el arte de curar, ya que él es el patrono de los médicos.

El rector del Sol, es el arcángel Miguel, el protector; por consiguiente, si necesitas una sólida defensa, nadie mejor que él para mantenerte a salvo. Las legiones de Miguel, según nos relata la reconocida metafísica Elizabeth Clare Prophet, pueden construir un muro de protección de llama azul alrededor de ti, de tu familia y de tus seres queridos.

Solamente con decir “San Miguel Arcángel, ayúdame, ayúdame”, lograrás que este ser de luz acuda a protegerte, y forme un escudo azul a tu alrededor para librarte de todo riesgo.

Gabriel, el rector de la Luna, es el arcángel de la anunciación o revelación, quien le anticipó a María el nacimiento de Jesús, y es el que anuncia el nacimiento de algo nuevo dentro de ti, del niño que llevas dentro y que renace con cada espíritu de la Navidad. Nos dice Elizabeth Clare, que Gabriel brinda guía para crear tu vida espiritual, y te revela tu misión y propósito en esta vida.

Bajo su llama blanca, puedes invocarlo para contrarrestar el desaliento y aumentar la alegría, la felicidad y la satisfacción. Él y sus legiones pueden ayudar a establecer la disciplina y el orden en tu vida.

El rector de Mercurio es Rafael, que puede ser invocado con su llama verde sanadora. Es el arcángel de la ciencia, la música y la curación. Él y sus legiones, explica Clare Prophet, te ayudan a desarrollar salud, visión y la percepción espiritual.

Puedes invocarlo para que te ayude a curar el cuerpo, la mente, el alma y el espíritu, además de que interceda para resolver conflictos entre naciones. Rafael trae el don de la verdad.

Resultará ideal invocar a estos tres arcángeles en su día, el sábado 29 de septiembre. Generalmente se hace mayor hincapié en Miguel, mientras que se olvidan a los otros dos; lo correcto es reverenciar a los tres por igual en su día.

Puedes prender una vela azul para Miguel, una blanca para Gabriel, y una verde, para Rafael, y solicitar su presencia en tu vida, para que te colmen con sus cualidades protectoras, reveladoras y sanadoras.

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SIGNO POR SIGNO

Veamos qué áreas de nuestra vida activa el Equinoccio de Otoño para cada uno de los signos del zodíaco.

ARIES: El Equinoccio de Otoño activa tus relaciones humanas.

TAURO: El Equinoccio de Otoño activa tu área laboral.

GÉMINIS: El Equinoccio de Otoño activa tu área del amor.

CÁNCER: El Equinoccio de Otoño activa tu área del hogar.

LEO: El Equinoccio de Otoño activa tu área de comunicación.

VIRGO: El Equinoccio de Otoño activa tu área de productividad.

LIBRA: El Equinoccio de Otoño activa tu energía personal.

ESCORPIO: El Equinoccio de Otoño activa tu mundo subconsciente.

SAGITARIO: El Equinoccio de Otoño activa tu área de amistades.

CAPRICORNIO: El Equinoccio de Otoño activa tu área profesional.

ACUARIO: El Equinoccio de Otoño activa tu área de ideales.

PISCIS: El Equinoccio de Otoño activa tu vida sexual.

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