En estos momentos, cinco planetas se
encuentran en su movimiento retrógrado, los de más lenta órbita: Júpiter,
Saturno, Urano, Neptuno y Plutón. Ellos pasan buena parte del año
retrocediendo. Esta fase de retrogradación es algo muy común en Astrología, y
no hay razón para tomar este hecho como motivo de alarma.
El movimiento retrógrado de los planetas
genera efectos que forman parte de la vida misma, y tanto es así, que puede
relacionarse con una de las leyes del Universo, esta es, el Principio del
Ritmo.
Señala este principio que “todo fluye y
refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y
desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la
derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la
compensación”.
En concordancia con este principio, nuestro
organismo presenta movimientos de contracción y expansión, tal como la sístole
y diástole del corazón, o como el funcionamiento de nuestra mente, donde hay
procesos de extroversión y de introversión.
Como en la historia bíblica, hay períodos de
vacas gordas y de vacas flacas, buenos tiempos y tiempos difíciles. De acuerdo
al principio del ritmo, mientras más largo y fastuoso es el tiempo de abundancia,
igual de largo, pero precario, será el período de escasez.
En este punto, el mismo principio universal
da una solución, al señalar que “el ritmo es la compensación”, o, dicho de otra
manera, actuar con equilibrio y mesura, tal como hizo el Buda, cuando luego de
fluctuar entre dos extremos, la excesiva opulencia, y la extrema pobreza y
sufrimiento, encontró su centro, el punto medio, y con ello la iluminación.
Es por eso que debemos aprender a vivir entre
dos polaridades que generan ese péndulo energético. El movimiento de los
planetas representa también este “bamboleo energético”, cuando están directos
(avanzando en el zodíaco) o cuando están retrógrados (retrocediendo en la rueda
zodiacal).
Cuando los planetas avanzan, van en sincronía
con la extroversión de la mente, y cuando retroceden, se conectan con la
introspección. Eso no significa que solamente vivimos procesos de
interiorización cuando los planetas están retrógrados, y solo nos expresamos
hacia el exterior cuando los astros están avanzando.
Normalmente, en el transcurso de cada día,
vivimos procesos de extroversión y de introspección. Ahora bien, si el Universo
nos brinda un ambiente en el que predominan las energías de interiorización,
entonces podemos hacer énfasis y sacar mejores resultados de esos momentos en
nuestra vida, y a su vez ocurre, cuando la mayoría de los planetas avanzan, y
entonces ponemos más énfasis en acciones concretas.
Lo importante es lograr el equilibrio entre
estas dos fuerzas aparentemente contrapuestas, y que cuando las utilizamos en
su justa medida, nos sincronizamos con el movimiento del universo, a través del
principio del ritmo, un componente indispensable en la sinfonía de la vida.
De esta manera, podemos además comprender que
este ritmo de avance y retroceso, forma parte de un gran círculo que avanza en
forma de espiral. De forma circular como en la novela de Paulo Coelho “El Alquimista”,
donde la búsqueda de un tesoro transcurre en forma circular, y por ello el
tesoro se encuentra en el mismo lugar de donde se inicia la búsqueda; esta
historia acoplada a la frase bíblica en donde se indica que: “Allí donde está
tu corazón, allí está tu tesoro”, y recordemos, el corazón está en el centro…
Ilustración: Pedro González Rondón
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