viernes, 18 de abril de 2008

El ojo de Tauro nos ilumina...


Pedro González Silva

El sábado 19 de abril, a las 12:22 del mediodía, entra el Sol al signo de Tauro, donde estará hasta el 20 de mayo, desarrollando el ciclo central de la primavera, tiempo especial para fortalecer la voluntad y enfocarnos decididamente hacia el logro de nuestras metas.

La palabra clave de Tauro es “Yo tengo”, y el Sol ubicado en este signo desata su energía esencial, dirigida a acumular bienes con el objeto de consolidar su seguridad y comodidad. Para Tauro, es muy importante sentirse seguro, estable, tener un buen estatus de vida, comodidad, lo que de ningún modo quiere decir que es flojo, muy al contrario, es muy trabajador y sumamente constante en lo que se propone realizar. A un Tauro nadie lo detiene, quizás pueda tardarse en iniciar algo, pero una vez empezado lo llevará hasta el final.

Para Tauro es muy importante concretar, sus energías y propósitos de vida se dirigirán fundamentalmente a procurarse los recursos necesarios para una vida cómoda y holgada, sin demasiados riesgos ni muchas aventuras. No es que sea ostentoso, le gusta acumular para sentirse seguro, no para lucirse. Cualquiera sea la meta que se fije, el Tauro no descansará hasta lograrla, pues este signo no cree sino en lo que puede tener entre sus manos, en lo que puede concretar.

Al momento de entrar el Sol en Tauro, el ascendente está en Leo, y ambos son signos fijos, de manera que hay en el ambiente mucha más propensión a fortalecer la voluntad. Con ascendente Leo, Tauro desarrolla una tensa energía que le puede llevar a la búsqueda de poder y el liderazgo.

La energía del toro es muy poderosa, especialmente en aquellas tareas que requieran de resistencia, y en aquellas metas que, por más difíciles que se nos presenten, seamos capaces de darle continuidad y llegar hasta el final, bajo la indoblegable fuerza del “querer” hacer las cosas.

Esta energía de Tauro que se activa, en su sentido esotérico representa la conexión del zodíaco con constelaciones como la Osa Mayor y las Pléyades. Las energías que llegan de estos conjuntos de estrellas se relacionan con la voluntad, el propósito y la energía esencial del Sol, el centro de la vida humana.

Tauro forja los instrumentos de la vida constructiva o de la destrucción; forja las cadenas que atan o crea la llave que abre el misterio de la vida; este proceso forjador, con su clamor consiguiente, es el que prosigue en esta época de manera potentísima.

LUNA LLENA DE BUDA.- Y al día siguiente de la entrada del Sol a Tauro, es decir, el domingo 20, a las 5:56 de la mañana, se produce la Luna Llena de Tauro (Sol en Tauro y Luna en Escorpio), momento muy especial del año, pues se conmemora el Festival del Wesak, es decir, la Luna Llena de Buda, el iluminado.

Explica Torkom Saraydarian, en su libro “La sinfonía del zodíaco”, que en la festividad del Wesak o Luna Llena de Tauro, se establece una relación única entre la Tierra, el sistema solar, y el zodíaco; una configuración única de planetas y galaxias, un triángulo formado por la Osa Mayor, la Pléyades y Tauro, es uno de los momentos más potentes del año.

La energía de Tauro es la energía del deseo en procura de manifestación, es por eso, el tiempo de enfocarnos en una meta, de no dispersarnos, de ir por una sola dirección. En la astrología esotérica, esta energía del deseo se transmuta en aspiración, las tinieblas dan lugar a la luz y a la iluminación, como el maestro Buda, se abre el ojo del Toro, que es el tercer ojo espiritual del Nuevo Testamento.

Tauro, dice Torkom Saraydarian, se llama “el Toro del deseo”; en un hombre promedio, la energía del deseo se convierte en materia, pero más allá eso, los que estás inspirados por la luz del Ojo de Tauro, procuran trabajar el Plan Divino y extender la Voluntad de Dios y poner su divinidad en acción y expresión.

Esta Luna Llena de Tauro es propicia para lograr un equilibrio entre nuestro mundo consciente e inconsciente. Es un buen momento para meditar y lograr que nos vengan ideas que nos enrumben hacia el logro de nuestras metas y deseos, y nos ilumine “el ojo de Tauro”.

Meditar no es lo mismo que visualizar; aquí no se trata de ver la imagen de lo que deseamos, aquí se trata de entregar nuestra mente a Dios, al universo, dejar que fluya el vacío para que llegue la iluminación. Con la meditación alcanzamos una luz en el camino, de manera natural nos llegan las respuestas y tenemos mayor claridad en nuestros objetivos.

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