Mercurio entró a
Escorpio el pasado 3 de octubre, y estará en este signo hasta el 9 de
diciembre. Su recorrido por esta franja zodiacal será más larga de lo normal
porque retrocederá entre el 31 de octubre y el 20 noviembre.
Mercurio en
Escorpio provoca reserva y oculta información. Favorece el desarrollo de
poderes psíquicos. Con esta configuración astrológica aprendemos a callar para
recuperar fuerzas mentales.
El que más se
exhibe se debilita; quien se reserva para momentos especiales, tiene mayor
brillo. Por eso una de las máximas herméticas es “callar”, que se aplica junto
a las palabras “querer”, “osar” y “saber”.
Cuando callamos
preservamos los focos positivos de
nuestro subconsciente y nos protegemos de opiniones contraproducentes que
sabotean nuestros propósitos. Callando entramos además, en el campo de la
energía en potencia que proporciona ilimitadas posibilidades para la
manifestación de nuestros deseos.
Es momento de
investigar, observar, agudizar la atención y decir sólo lo necesario. Quien
mucho habla poco realiza.
Cuando
retroceda, el potencial de Mercurio en Escorpio se intensificará, y fortalecerá
el poder de la atención para cristalizar aquellas cosas que visualicemos con
verdadero deseo. La mente podrá entrar en lo más profundo, en lo subterráneo, y
eso ayudará a que podamos realizar una limpieza en esas zonas oscuras de
nuestra consciencia y le demos brillo a lo que verdaderamente nos mueve y nos
motiva.
Cuando vuelva a avanzar, Mercurio impulsará todo esa
energía psíquica represada, pero no de manera desordenada, sino con un poderoso
foco, movido por la fuerza del deseo.
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