El jueves 31 de octubre a las 11:35 de la mañana, hora de Venezuela
(15:35 hora universal), Mercurio inicia su movimiento retrógrado en el signo de
Escorpio, y se mantendrá en esta fase hasta el 20 de noviembre a las 3:06 de la
tarde, hora venezolana (19:06 hora universal)..
El hecho de producirse esta retrogradación en un signo de la intensidad
de Escorpio, cuya energía subconsciente es muy poderosa, hará que las
cualidades alteradas de este astro tengan un alcance mayor en nuestro mundo
interior, en nuestros procesos mentales, que serán propicios para promover una
importante renovación en nuestros puntos de vista.
El movimiento
retrógrado de los planetas forma parte del ciclo del universo, y así “como es
arriba es abajo”, está en nuestra propia naturaleza vivir ese ciclo de
retrogradación, ya que es parte de la vida, y eso se manifiestan en energías
que se exteriorizan y otras que van hacia nuestro interior.
El efecto de la retrogradación de Mercurio es más poderoso que el de
otros planetas, porque mueve todo el engranaje de relaciones humanas y se da a
través de un astro que marca nuestra vida cotidiana, influye en nuestros
procesos mentales y forma de comunicarnos.
En esta fase de retrogradación, es decir, de retroceso en el zodíaco,
la energía de Mercurio se altera, se entorpece la comunicación, nos aislamos un
tanto porque nos sumergimos en nuestra propia psique y creamos una barrera con
el resto de las personas.
Mercurio tiene que ver con medios de transporte, con movimiento de
gente en la calle, con las relaciones que establecen entre sí mismos los seres
humanos, con medios de comunicación social; y todo eso, al retrogradar este
planeta, se altera.
La retrogradación de Mercurio en Escorpio hace su efecto más intenso.
Ya de por sí, en esta franja del zodíaco, la energía mercurial provoca necesidad
de aislamiento, molestia ante el bullicio, y gran capacidad de concentración,
lo que implica hablar poco y mantener una actitud muy reservada.
Con Mercurio en retroceso el proceso de aislamiento mental y reserva será
mayor y por tanto la capacidad de comunicación estará muy mermada. La tendencia
será a rechazar el palabrerío superficial, y será un tiempo de vivir grandes
cambios en nuestra manera de pensar.
Ello indica un vuelco, un cambio de rumbo, una renovación a fondo en
todos los sentidos, un tiempo de acciones conectadas con nuestros más poderosos
deseos y con una necesidad de renacer, de dejar atrás lo que ya cumplió su ciclo.
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