A
Urano, Neptuno y Plutón los llaman los Dioses del Cambio, por los efectos
trascendentales que sus tránsitos provocan en el ser humano. Los antiguos
desconocían estos astros y sólo utilizaban para sus predicciones astrológicas,
los siete planetas observables a simple vista: Sol, Luna, Mercurio, Venus,
Marte, Júpiter y Saturno.
Mientras
estos siete planetas tienen un efecto más cotidiano, es decir, se asocian más a
nuestro día a día normal, Urano, Neptuno y Plutón (que no se pueden observar a
simple vista) son planetas transpersonales que se asocian a eventos que marcan
huella en nuestras vidas, a largos períodos de transformación, también a etapas
dentro de una sociedad determinada.
Urano
tarda unos siete años en recorrer cada signo zodiacal, Neptuno unos 14 años, y
Plutón, cuya órbita es muy irregular, puede tardar a veces 12 años y en otras
ocasiones hasta 30 años en un signo, por consiguiente, las características de
estos planetas en cada uno de los signos, representan peculiaridades
generacionales.
Actualmente,
Urano está en el signo de Aries, ideal para que una ola de pioneros se rebele
contra lo establecido (en nuestra vida personal, en una sociedad, en la moda,
etc); Plutón se encuentra en Capricornio, minando las bases de todo tipo de
estructuras (mental, social, económica, institucional) y Neptuno está en Piscis
para movilizar sutiles transformaciones espirituales, psíquicas, artísticas,
religiosas…
Por
lo lento de su movimiento, estos astros pueden pasar la mitad del año
retrocediendo y la otra mitas del año, avanzando; en estos momentos los tres
coinciden en su avance por el zodíaco, así que las energías están totalmente favorables
para que afloren y se materialicen cambios importantes en nuestra vida, que
dejen huella, que impliquen un antes y un después, un verdadero viraje en el
rumbo que llevamos.
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