El
miércoles 13 de mayo, a las 2:41 de la madrugada, hora de Venezuela (06:41 hora
universal), Venus inicia su movimiento retrógrado.
Todo el
período de retroceso de Venus ocurrirá en su tránsito por el signo de Géminis,
y se prolongará hasta el 25 de junio.
Venus es
el astro del amor, influye en nuestro mundo afectivo. Su período de
retrogradación provoca un efecto de mayor introspección y reflexión en relación
con nuestros sentimientos, con nuestras relaciones con los demás.
Es un
tiempo propicio para vivir procesos de transformación o renovación en nuestras
relaciones humanas, especialmente en las de pareja, pero también en amistades y
sociedades. Tiempo de aclarar dudas en el amor, definir qué estamos sintiendo
en esta etapa de nuestras vidas, lo que puede implicar alejamientos,
reencuentros o nuevas relaciones, según sea el caso.
Venus
también se asocia a la prosperidad y productividad, por tanto, en su período de
retrogradación es tiempo de redimensionar nuestra forma de generar recursos.
Al retrogradar
en Géminis, será importante nuestra expresión verbal, la manera como hablemos
sobre nuestros sentimientos, como los expresemos al ser querido. Habrá un
tiempo de mucha intensidad cuando Mercurio, que rige a Géminis, retrogradará
también, y coincidirá una semana con Venus en retroceso.
Mercurio
retrocederá desde el 18 de junio al 12 de julio en Cáncer, por lo que entre el
18 y 25 de junio, Venus y Mercurio retrocederán simultáneamente, es decir, una
semana de mucha fuerza introspectiva en lo mental y afectivo.
Por otra
parte, desde Capricornio, también Saturno y Júpiter empiezan a retrogradar, el
primero este 11 de mayo, y el otro el 14 del este mismo mes. Plutón ya viene
retrocediendo desde el 25 de abril, y Neptuno empezará el 22 de junio. Urano lo
hará en agosto y Marte en septiembre.
La retrogradación es el
movimiento hacia atrás de los planetas por los signos del zodiaco, y como los
signos se miden en grados, cuando los planetas retroceden, se dice que
retrogradan.
Este retroceso no es real,
sino una ilusión óptica; nuestra Tierra en ciertos momentos sobrepasa a los
otros astros, y entonces se ven como si retrocedieran.
Pero a la vez que no es real,
por otra parte sí lo es; y es así porque energéticamente nos influye, y además,
desde el punto de vista de la rueda zodiacal, es algo real que los astros que
retrogradan van hacia atrás en la rueda zodiacal, porque esa rueda, llamada
eclíptica, se acelera y deja atrás al planeta.
El efecto del planeta
retrógrado lo podemos catalogar como una ilusión, pero al fin y al cabo,
podemos preguntarnos: ¿De qué lado está lo ilusorio y de qué lado está lo real?
El mundo que vemos es nuestra
realidad, pero ya sabemos que desde el punto de vista cuántico, es una ilusión,
que aquello que vemos como sólido es en realidad un compendio de átomos y
moléculas vibrando.
Asimismo, un astro en
retroceso nos conecta con nuestro mundo interno, aparentemente ilusorio,
mientras que “afuera” está lo real, lo tangible, que se acopla al movimiento de
avance de los planetas, pero, ¿quién dice que ese mundo tangible no sea lo
verdaderamente ilusorio?
En todo caso, nos movemos
entre dos realidades, eso que en un plano más elevado llamamos “mundos
paralelos”. Lo que ocurre fuera de nosotros va en paralelo a lo que ocurre
dentro de nosotros.
Los astros en retrogradación
nos pueden conectar con ese mundo interior, y hacernos evadir un tanto de
nuestro mundo “tangible”.
Mercurio retrógrado es el más
poderoso porque la mente es la que crea nuestras realidades, y ahora que se
entrelazará con Venus (también de mucha intensidad), la mente y el corazón irán
de la mano creando esas “realidades”.
Ilustración:
Pedro Enrique González
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