Pedro González Silva
Estamos en un ciclo que marca un aprendizaje en el signo de Acuario, una misión, el rumbo del destino; es un tiempo en que el karma, lo ancestral, el pasado que debe superarse, está en el opuesto de Acuario, que es Leo. El tránsito de los Nodos Lunares por estas dos franjas del zodíaco hasta julio del próximo año, marca el rumbo que se ha de tomar.
Dentro de las diversas informaciones que una carta astrológica facilita al individuo, se encuentra un punto de mucha trascendencia, como es la misión de vida, lo que venimos a aprender y realizar, y lo que traemos arraigado de existencias pasadas. Esta información nos la dan de manera bastante acertada los Nodos Lunares, que no son planetas, sino puntos de energía.
Son dos los Nodos Lunares: el norte, que nos habla de la misión de vida, del aprendizaje en esta existencia, y el Nodo Sur, que nos señala nuestros arraigos de vidas pasadas. De acuerdo a la posición de los nodos en nuestra carta astral, podemos conocer los aspectos kármicos de nuestra vida, nuestra misión y aprendizaje, lo que hemos generado y lo que tenemos que generar.
En cuanto a las energías del pasado, no se trata de eliminarlas, se trata de reajustar los posibles efectos negativos de ellas (eso es lo que se llama karma) para lograr la evolución que se obtiene bajo las energías opuestas, que a la vez son complementarias; en este caso, se deben reajustar las energías de Leo, haciéndolas transmutar hacia Acuario.
Leo tiene muchas cualidades positivas de liderazgo, nobleza, voluntad, brillo y capacidad de organización, pero trae rémoras que deben superarse, como son la intolerancia, la egolatría, la vanidad el autoritarismo. El liderazgo de Leo tiene la misión de transmutarse hacia las cualidades acuarianas de libertad, modernidad, tolerancia, humanitarismo, fraternidad.
Como dijimos en una ocasión, el Nodo Sur en Leo llega para confrontar a los líderes de hoy con sus acciones pasadas y presentes, y recibir una evaluación del cielo que determine su futuro como dirigentes, y el Nodo Norte en Acuario, acorde con las energías que se están despertando en la humanidad, habla de una misión y un aprendizaje que se relaciona con una renovación a fondo, en donde habrá que romper viejos esquemas y paradigmas, y donde la tendencia se dirigirá hacia un liderazgo colectivo en contraposición a la tendencia de un jefe único.
LA NUEVA ERA.- En un plano superior, desde hace unos años estamos comenzando a vivir las cualidades de una nueva era acuariana, es decir, nuestro planeta está en los inicios de un tránsito por la zona de influencia de la constelación de Acuario, ciclo de más de dos mil años, que apenas empieza a vivirse.
El paso del Nodo Norte por Acuario es una gran oportunidad para avanzar con más fuerza y consciencia en el aprendizaje de esta nueva era. Y es bueno hablar sobre cuáles son estas cualidades y disipar informaciones confusas al respecto, que están signadas bajo las nebulosas energías de la anterior era de Piscis.
La “nueva era” no es una religión, por eso es incorrecto hablar de grupos de la nueva era o de tendencia “new age”. El practicar disciplinas como la astrología, esoterismo, prender inciensos, la Yoga, entre otras, son muchas de ellas prácticas ancestrales y no necesariamente tienen que ver con la nueva era.
Lo que indica una nueva era, es una nueva actitud, una nueva manera de hacer las cosas, el énfasis en determinados aspectos del comportamiento humano. La astrología bajo la nueva era renace con un énfasis más humanista y científico; el esoterismo pasa a ser conocimiento científico elevado, la ciencia se da la mano de la espiritualidad para encontrar verdades, es un tiempo donde el énfasis está en el conocimiento y en el desarrollo del ser humano.
CLAVES ACUARIANAS.- Las claves de la era acuariana son: mente abierta, revelación de misterios divinos a través del conocimiento, descubrimiento efectivo del poder sagrado del ser humano “a imagen y semejanza de Dios”, síntesis de todos los conocimientos ancestrales y religiones, el ser humano por encima de otras consideraciones...
El signo opuesto, Leo, se refleja en la era acuariana y es por eso que se habla de una “edad dorada”, donde el brillo solar de esta zona cósmica no estará al servicio de lo individual, sino de lo colectivo; será un tiempo de grandeza y brillo del ser humano, un tiempo en que la osadía de Leo será puesta en función del conocimiento, de la sed de conocer.
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