lunes, 9 de julio de 2007

Neptuno en marcha frente a Saturno


Bajo los efectos de Neptuno y Saturno, se produjo primero el “sacudón” del 27 de febrero de 1989, y posteriormente la rebelión militar del 4 de febrero de 1992

Pedro González Silva
pgsilva@cantv.net

Neptuno es el planeta de las ilusiones, misticismo, musicalidad, experiencias extrasensoriales, dogmas, fe (aquello en lo que se cree aunque no se vea), y todo lo que resulte etéreo, confuso y con tendencia al fanatismo.

Trae influencias creativas, inspiradoras, así como videncia, una sensibilidad especial para la psicología o la medicina, así como también religiosidad. Ocasiona que las ideologías se tornen rígidas, que no puedan ser objeto de crítica pues son casi enunciados divinos, verdades inmutables. Su tendencia evasiva también nos conecta con las mentiras, las drogas y hasta la locura.

Neptuno es en la mitología el rey de los mares, y se asocia por lo tanto a ese mundo acuático donde nada se ve y todo debe ser intuido. El hombre se siente irremisiblemente atraído por el mar, pese a que sólo ve una inmensidad vacía ante sí; es lo que adivina bajo la superficie lo que llama su atención y que, como todo lo que está oculto, se presta a mayor especulación y romanticismo.

Dura 14 años en cada signo. En 1998 entró a Acuario y en estos momentos, transcurridos nueve años de aquel momento, lleva recorrido más de la mitad del signo. El recorrido total de Neptuno por el zodíaco dura 168 años. Fue descubierto el 23 de septiembre de 1846, justamente cuando estaba en Acuario.

Como dijimos, Neptuno se asocia a los dogmas, y en política, particularmente, a las ideas de izquierda, marxistas, comunistas. Cuando el planeta fue descubierto se hallaba en conjunción con Saturno en Acuario, y a los dos años, en 1848 “un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, es decir, aparece el Manifiesto Comunista.

Y cosas de la sincronía universal, esa imagen “fantasmagórica” con la que comienza el primer párrafo del documento, se asocia mucho a las características neptunianas. Neptuno guarda sincronía en sus movimientos con respecto a Saturno; así como el primero dura 14 años en un signo, el segundo recorre la mitad de la rueda zodiacal en el mismo tiempo.

CON SATURNO APRIETA

La relación de Neptuno (los dogmas), con Saturno (las reglas), inclina hacia ideologías y normas rígidas, que son asumidas como actos de fe. Después de la conjunción Saturno‑Neptuno que dio origen al Manifiesto Comunista, hubo otra conjunción en 1917 que trajo el triunfo la revolución bolchevique que dio origen a la Unión Soviética. En 1989 se produjo una nueva conjunción Saturno‑Neptuno, en Capricornio, dando origen a la disolución de la URSS, hecho que fue precipitado de forma radical al unirse Urano a esta conjunción.

En nuestro país, bajo los efectos de esta conjunción de Neptuno y Saturno, a la que se le agregó Urano (astro de las revoluciones, entre otras cosas), se produjo primero el “sacudón” del 27 de febrero de 1989, y posteriormente la rebelión militar del 4 de febrero de 1992. ¿Será casualidad que el signo donde se produjo esta gran conjunción, Capricornio, es el mismo en donde se encuentra el Nodo Lunar Norte (la misión de vida) de nuestro actual Presidente, protagonista principal del alzamiento militar de aquel entonces?

Siete años después, Neptuno entra en Acuario y se conecta en “cuadratura” con Saturno desde Tauro, ciclo que coincide con la llegada al poder de Hugo Chávez. Han pasado otros siete años, y ya Neptuno va por la mitad de Acuario, y de nuevo se conecta (esta vez en “oposición”) con Saturno, que está recorriendo el signo de Leo. En esta ocasión, el efecto de la conexión Saturno-Neptuno, ha traído una clara definición ideológica del proyecto gubernamental: el socialismo.

Bajo una oposición Saturno-Neptuno, esta definición ideológica todavía no es completa, ya que trae un tiempo de negociación y pugna por imponer criterios. En el tiempo se irá marcando un “todo o nada”, un “se es o no se es” que se irá definiendo paulatinamente, hacia un lado u otro. Veremos.

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