2025 se presenta como
un año fuera de lo común; de acuerdo a las configuraciones planetarias que
ocurrirán en el transcurso de estos 12 meses, se trata de un ciclo anual que
dejará una honda huella, un antes y un después en la historia de la humanidad.
No se presentaba un año
así desde la época en que cayó el Muro de Berlín y se disolvió la Unión
Soviética; se trata de una confluencia que se da en pocas ocasiones,
fundamentalmente con el protagonismo de los planetas lentos, conocidos como
“los dioses del cambio”: Urano, Neptuno y Plutón.
Estos son los planetas
generacionales, los que dejan huella en toda una generación, y se presenta la
coincidencia de que los tres cambian de signo en este año, y unen sus energías
para marcar un gran inicio en nuestro planeta.
A esto se le agrega que
Saturno, quien también cambia de signo este año, se unirá a Neptuno en una gran
e histórica conjunción que también dejará profunda huella en la humanidad.
La primera parte del
año, será para cerrar ciclos, y en la segunda mitad, asistiremos a un gran
comienzo, que, aunque de profundos cambios, puede manifestarse en forma fluida,
después de las tensiones del primer semestre del año.
El inicio de año nuevo,
es decir, primero de enero, ha estado marcado por un aspecto planetario de gran
tensión: Marte retrógrado desde Leo, en oposición a Plutón en Acuario.
Ambos astros son
“explosivos”, y aún más si sus energías confluyen en un aspecto de tensión como
es la oposición. Al iniciar el año bajo esta configuración, el efecto se
extiende durante todo el ciclo, generando una confrontación de fuerzas que irán
generando transformaciones profundas y contundentes, pero no tan rápidas, pues
se trata de un forcejeo donde se debe encontrar un equilibrio difícil de
lograr.
El 29 de enero ocurren dos cambios energéticos relevantes. Uno de ellos es la entrada de los Nodos Lunares medios (que son los nodos astrológicos) al eje Piscis-Virgo, un eje donde la misión colectiva se debe centrar en aprender a cerrar ciclos, a desarrollar la intuición y dejar fluir la sensibilidad, y donde seremos evaluados “kármicamente” de acuerdo a nuestras acciones de servicio a la humanidad.
El otro cambio se da al
producirse la Luna Nueva en Acuario, que, de acuerdo a la Astrología China,
marca el inicio de un nuevo año, y en este caso se activa el signo de la
Serpiente, en donde se recomienda introspección, reflexión, crecimiento
personal y renovación.
Plutón fue el primero
de los planetas lentos en cambiar de signo a fines del año pasado; pasó de
Capricornio a Acuario, y bajo este tránsito iniciamos 2025. Plutón estará 20
años en Acuario, de manera que estamos iniciando un gran ciclo de
transformaciones que se irán dando cada vez en forma más acelerada.
Neptuno, que lleva 14
años en Piscis, pasará a Aries el 30 de marzo, y producto de su retrogradación
volverá a Piscis el 22 de octubre por el resto del año. En 2025 viviremos casi
7 meses con el planeta en la franja ariana, dando los primeros pasos de una
sutil transformación en corrientes ideológicas y espirituales.
Saturno entra a Aries
el 25 de mayo, y luego retrocederá para volver a Piscis el primero de
septiembre, por el resto del año. En los tres meses y seis días que estará en
la franja ariana, pueden acelerarse procesos de cambio en muchas estructuras.
Júpiter entra a Cáncer
el 9 de junio, y al exaltarse en este signo, favorecerá la promoción de nuevos
liderazgos.
Urano pasará de Tauro,
donde está incómodo y refrenado, a Géminis, donde sus energías de cambio
radical se harán más fluidas. La entrada a la franja geminiana será el 7 de
julio, y al retrogradar, volverá a Tauro el 8 de noviembre, por el resto del
año. Tendremos, por tanto, 4 meses de mayor empuje para iniciar grandes
cambios.
Los primeros días de
agosto tendremos la muy significativa conjunción de Saturno y Neptuno en Aries.
Esta conjunción ha traído grandes episodios de cambio social, ideológico y
político en la humanidad.
Una de estas grandes
conjunciones Saturno-Neptuno, trajo la caída del zarismo en Rusia, la
instauración del comunismo y nacimiento de la Unión Soviética; pero otra gran
conjunción de estos dos astros, provocó la caída del Muro de Berlín y la
disolución de la URSS.
Y entre mediados y
finales de agosto (tomemos el 24 de agosto como referencia del día más
marcado), se dará un aspecto astrológico muy poderoso, que generará ese gran
cambio, o el gran inicio del cambio, y de manera, si bien intensa, también con
energías armónicas o fluidas.
Se trata de una figura
cósmica que formarán los tres grandes “dioses del cambio”: Urano, Neptuno y
Plutón.
Los tres planetas
estarán ubicados en el grado 1 de Géminis (Urano), Aries (Neptuno) y Acuario
(Plutón), y formarán un triángulo isósceles (dos lados de un mismo tamaño
formados por sextiles) y un lado más grande, formado por un trígono.
Dicho de otro modo:
Urano y Plutón desde Géminis y Acuario, forman el trígono, mientras que
Neptuno, en la punta del triángulo, forma par de sextiles con Urano y Plutón.
Astrológicamente, a esta figura la denominan “gran trígono menor”, “gran
sextil”, o “cabeza de barrilete”.
La confluencia de estos
tres astros, es, a nuestro juicio, el aspecto astrológico más importante del
año, y su impacto abrirá las puertas a un gran cambio, por eso lo denominamos
el “gran inicio”, y bajo estas energías se desarrollará el resto del año 2025.
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Ilustraciones: Pedro González Rondón
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