La vida es un círculo…

Pedro González Silva

Si piensa que la vida transcurre linealmente, que la cadena de sucesos que conforman nuestra cotidianidad va en línea recta, que vamos directo hacia el cumplimiento de nuestro destino, deténgase un momento y haga memoria de todo lo que ha vivido.

¿No siente que hay hechos que suelen repetirse una y otra vez, hasta que un día logra “cerrar un ciclo”? ¿Cuántas veces tiene que repetirse una determinada situación para que sienta que ha logrado una experiencia que le permitirá no volver a caer en lo mismo?

Ocurre que la vida no transcurre linealmente, sino en forma circular, en lo grande y en lo pequeño. El universo se manifiesta en forma circular, dando vueltas sostenido sobre sí mismo; los átomos giran sobre su eje y describen una órbita alrededor de un cuerpo mayor.

Los cuerpos intermedios también: los planetas giran sobre su eje y describen una órbita alrededor del Sol, que a la vez recorre en círculos una galaxia. En uno de estos cuerpos celestes habitamos nosotros.

Amanece y anochece gracias a un movimiento circular mediante el cual medimos nuestro tiempo, y lo llevamos a una representación más pequeña, que es el reloj. La vida fluye en nuestro cuerpo porque el corazón bombea la sangre que recorre el organismo y regresa a su punto de partida.

Nuestra vida avanza circularmente, sí avanza, recordemos que hay un movimiento de rotación y uno de traslación. Si sólo diéramos vueltas, sería un círculo vicioso, pero a la vez que damos vueltas, avanzamos; es un movimiento en espiral, y así como ocurre en lo físico con los planetas, ocurre también en el plano espiritual con nuestro destino.

Cuando nos proponemos una meta, creemos que vamos hacia adelante en busca de la misma, pero no es así: avanzamos y nos devolvemos en el círculo de la vida, para luego volver a avanzar, hasta que después de numerosas vueltas por fin llegamos a la meta.

Y por eso en el camino ocurren hechos que parecen repetirse, pero en cada una de esas repeticiones hay una nueva experiencia que nos permite avanzar, evolucionar, y cuando no se repite más una situación, cerramos un ciclo.

Por eso en la vida hay momentos de avance y retroceso, altas y bajas. Sólo la constancia y la paciencia nos permiten avanzar, esa es la historia de la humanidad: nacer, crecer, reproducirnos y morir, pero en cada nuevo nacimiento está la semilla de la evolución.

NEPTUNO EN ACUARIO.- Desde 1998 (justo el año en que se hicieron las elecciones en las que llegó Chávez al gobierno), Neptuno, el planeta de las ilusiones, el misticismo, y todo aquello que es etéreo y confuso, transita por el signo de Acuario. La órbita de este planeta alrededor del Sol es muy lenta, por lo que su permanencia en cada signo dura 14 años, así que todavía faltan cuatro para que llegue al signo siguiente.

Acuario representa el conocimiento, los descubrimientos, los avances e innovaciones; y Neptuno lo espiritual, religioso, místico, la medicina, la psicología, el cine, la música y la inspiración creativa en general.

Neptuno en la mitología es el rey de los mares, ese mundo acuático donde nada se ve y todo debe ser intuido. El mito de Neptuno o Poseidón ha sido sustituido hoy día por el simbolismo psicológico que asocia al mar con los sentimientos; en uno u otro caso se sabe que bajo esa superficie vacía y tranquila, se esconden tesoros, misterios y vida.

La influencia de Neptuno no se percibe de inmediato, pues su acción es sutil. En 1846, año en que fue descubierto este planeta, estaba en apogeo el romanticismo, como corriente cultural e ideología dominante.

Neptuno aportó una atmósfera de ensueño, dulce, engañosa y llena de distorsiones; fue un momento de aparente calma, en el que se exaltaron los máximos valores artísticos, filosóficos, sentimentales y espirituales, pero paralelamente y de manera subterránea, se gestaba un movimiento tan importante como el marxismo, que inadvertidamente llegaría a cambiar el orden social. En esa época, un “fantasma” recorría el mundo… “el fantasma del comunismo”, tal y como reza el manifiesto comunista, publicado en aquel tiempo…

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