El año 2026 traerá sucesos de impacto que marcarán un antes y un después en la historia de la humanidad. Todo aquello que parecía estancado se acelerará de manera sorprendente, y entraremos en un gran ciclo renovador, en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto en lo individual, como en lo colectivo.
Este año representa
un gran inicio; será el tiempo de un gran “reseteo” que traerá consigo una
nueva realidad, incluso en situaciones que parecen imposibles de resolver. Se
trata de una gran apertura energética que hará historia en el mundo entero.
Como primer gran
portal energético del año, se formará una poderosa cruz cósmica hacia el 10 de
enero, que representará el primer gran “empujón” hacia los grandes sucesos que
vivirá la humanidad en este 2026.
Para esa fecha, el
Sol, Marte y Venus harán una triple conjunción en Capricornio, colocándose
exactamente frente a Júpiter en Cáncer, y todos estos astros, estarán a su vez
enlazados en un ángulo de 90 grados con la Luna en Libra y con Quirón en Aries,
formando una “cruz cósmica”.
La cruz cósmica es
una figura astrológica de mucho poder, que empuja a la toma de decisiones
tajantes. Marte exaltado en Capricornio, junto al Sol, mueven energías de
confrontación, mientras que Venus junto a ellos, cumple un papel negociador;
Júpiter en Cáncer activa también fuerzas muy poderosas, impregnadas de impulsos
emotivos que la Luna aviva aún más, mientras Quirón intenta sanar situaciones
que se vienen arrastrando.
Otro gran evento
astrológico que hará historia será la gran conjunción de Saturno y Neptuno en
Aries a partir de la segunda quincena de febrero, que significará un proceso de
cambio profundo de estructuras y sistemas políticos, sociales, económicos y
religiosos.
También en la segunda
quincena de febrero, específicamente el 17, inicia el año del Caballo de Fuego,
el símbolo más dinámico y brioso del horóscopo chino.
El Caballo es un
signo indomable, veloz, lleno de fuerza e impulso; bajo esta energía, todo
aquello que haya estado estancado, comienza a moverse, a acelerarse, y entramos
en una etapa donde todos los cambios adquieren un ritmo vertiginoso, muy acorde
con los tiempos de renovación y de inicios que estarán activados.
En la segunda parte
del año, prevalecerá la energía altamente transformadora que generarán los
planetas más lentos del zodíaco, los denominados “Dioses del cambio”, como son
Urano, Neptuno y Plutón, que estarán totalmente interconectados, en ángulos muy
armónicos, y que por tanto traen efectos muy positivos para la humanidad.
Urano genera cambios
externos, procesos de modernización; Plutón cambios internos, psicológicos y
sociológicos, y Neptuno, cambios en la grandes corrientes espirituales y
artísticas.
Y hacia agosto, otro
impacto astrológico de importancia, será la entrada del Nodo Lunar Norte a
Acuario, indicando un aprendizaje y misión asociados con este arquetipo astral
ligado a la nueva era que vivimos, y en valores que rescaten el potencial del ser
humano sin desmedro de los avances tecnológicos.
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Ilustración: Pedro
González Rondón
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