La magia cosmobiológica del ciclo lunar

 

La relación entre ciclo de la Luna y el poder de nuestra mente, es el fundamento de lo que llamamos “magia cosmobiológica”, entendiendo por magia, la Maestría para utilizar los ciclos naturales del Universo, a nuestro favor.

 

 

Las fases lunares se forman debido a la relación entre las órbitas del Sol y de la Luna, y son cuatro: Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena y Cuarto Menguante.

 

 

El Sol, desde el punto de vista astrológico, tiene que ver con la conciencia, y a su vez, la Luna se asocia a la subconsciencia.

 

 

Nuestra mente a su vez, tiene funciones conscientes y funciones subconscientes. La conciencia nos permite darnos cuenta del aquí y ahora, nos hace darnos cuentas de nosotros mismos, de nuestra existencia (“pienso, luego existo”, como dice el filósofo Descartes).

 

 

A su vez, la subconsciencia, graba y almacena todo aquello que pensamos, y gracias a ella tenemos recuerdos, pero además, la subconsciencia es un gran vientre cósmico.

 

 

En efecto, aquello que pensamos con nuestra conciencia, con eso, “preñamos” a nuestra subconsciencia, que luego manifiesta en hechos concretos esos pensamientos que le hemos inoculado al subconsciente.

 

 

Generalmente este proceso se da en forma involuntaria, y es por eso que, así como manifestamos realizaciones positivas, también podemos engendrar lo negativo.

 

 

Cuando manejamos estas energías con total conciencia, podemos ser capaces de operar actos de magia, y si lo reforzamos con el ciclo de la Luna (la relación del Sol y de la Luna es la relación de la conciencia y la subconsciencia) entonces la magia es totalmente cosmobiológica.

 

 

La Luna se asocia a nuestro sexto chakra, que es nuestro tercer ojo, el chakra de la iluminación, ligado a la glándula hipófisis, la que rige a las demás glándulas de nuestro organismo.

 

 

El Sol se asocia al séptimo chakra, el más elevado, el del despertar total, asociado a la glándula pineal, que rige nuestra vitalidad y nuestro descando, es por tanto nuestra “fuente de poder”.

 

 

La Luna y el Sol, a su vez, se asocian a la plata y el oro, respectivamente, los dos metales de mayor vibración, los peldaños más elevados de la alquimia espiritual.

 

 

Justamente, el ciclo lunar que estamos viviendo en este momento, es muy propicio para operar un proceso mágico en estos dos peldaños más elevados de la alquimia, el del sexto chakra (plata) con la Luna Nueva en Cáncer, y el séptimo chakra (oro), con la Luna Nueva en Leo.

 

 

Comenzaremos pues, este tratamiento mágico cosmobiológico, a ´partir del Cuarto Menguante antes de la Luna Nueva de Cáncer, para desembocar en la Luna Nueva de Leo.

 

 

Este tratamiento se realiza a través de la visualización creativa, acoplando las visualizaciones al ritmo del ciclo lunar.

 

 

Recordemos que estamos trabajando sobre elementos que tienen el mismo significado, pues el Sol y la Luna están relacionados con nuestra conciencia y subconsciencia.

 

 

En la Luna Nueva de Cáncer, es nuestro satélite el que cuenta con mayor energía, pues al ser regente del signo del cangrejo, se encontrará en su domicilio en este ciclo, dando fuerza receptiva a las cualidades de nuestro subconsciente.

 

 

Luego, en la Luna Nueva de Leo, será el Sol, regente de este signo, el que se encuentre en su domicilio, dando el máximo esplendor a los poderes de la conciencia.

 

 

Y por eso, estos dos peldaños, los más elevados de la alquimia espiritual, estarán cargados de la mejor energía para darnos el empujón hacia la realización concreta de aquello que visualicemos.

 

 

Visualizar significa establecer en nuestra mente, una imagen nítida de aquello que deseamos ver realizado; una imagen que esté en tiempo presente, como si ya se hubiese manifestado.

 

 

Como se trata de un esfuerzo de la conciencia, es importante fortalecer este músculo, el de la conciencia. Eso se logra practicando el “aquí y ahora”, es decir, evitar ir por allí pensando en recuerdos o cosas a hacer en el futuro.

 

 

O sea, vayamos por allí atentos a los que nos rodea, viviendo el presente, sin dispersarnos, con la mente muy centrada. Con eso, le estamos dando poder a la conciencia, de manera que cuando visualicemos algo, lo haremos con nitidez, sin que nos dé sueño y sin distraernos en otras cosas, o viendo las imágenes borrosas. La mente tiene que estar entrenada, al igual como entrena un deportista antes de la competencia.

 

 

Ya sabemos que para visualizar tenemos que hacerlo en un lugar silencioso, sin distracciones, para poder enfocar nuestro pensamiento como en una pantalla de cine; ese pensamiento quedará grabado con fuerza en el subconsciente.

 

 

Al sembrar el pensamiento, déjalo allí tranquilo, sin molestarlo, deja que él solo crezca, se desarrolle, hasta materializarse. No comentes a nadie. No dudes. No estés pendiente. Deja que crezca tranquilo.

 

 

Solamente volverá a pensar en lo que visualizaste, cuando te toque volver a visualizar, para reforzar las energías sembradas; es como regar la planta que has sembrado.

 

 

Las visualizaciones sólo se repetirán en cada fase lunar antes de llegar a la Luna Nueva de Leo, que es nuestra meta energética.

 

 

Ahora vemos las fechas para realizar estas visualizaciones. Elije la mejor hora para ti.

 

 

28 de junio. Cuarto Menguante antes de la Luna Nueva de Cáncer.

 

 

5 de julio. Luna Nueva de Cáncer.

 

 

13 de julio. Cuarto Creciente después de la Luna Nueva de Cáncer.

 

 

21 de julio. Luna Llena de Cáncer. En esta fase, en lugar de visualizar, medita. En este caso, no vas a proyectar una imagen mental, sino que dejarás la mente en “blanco”, pero no esforzándote, solo suelta los pensamientos y enfócate en tu respiración.

 

 

27 de julio: Cuarto Menguante antes de la Luna Nueva de Leo.

 

 

4 de agosto: Luna Nueva de Leo.

 

 

Y después de esta última visualización, suelta definitivamente y deja que el Universo actúe, si es que antes de llegar a esta Luna Nueva ya algo no se ha manifestado. Bajo las cualidades de Leo, con el Sol en su domicilio, ese “algo” debe ser grandioso.

 

 

Ilustración:

Pedro González Rondón

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SIGNO POR SIGNO

 

 

El 2 de julio, Mercurio, el planeta de los procesos mentales, entra a Leo, generando un ambiente propicio para ideas grandiosas, pero es necesario trabajar en desarrollar la autoconfianza, para poder manifestar esas ideas en hechos concretos. Veamos cómo influye Mercurio en esta posición, para cada uno de los signos del zodíaco.

 

 

ARIES: Se activa tu área del amor, sexualidad, diversiones, hijos y creatividad.

 

 

TAURO: Se activa tu área del hogar, familia y bienes inmuebles.

 

 

GÉMINIS: Se activa tu área de relaciones públicas, mudanzas, estudios.

 

 

CÁNCER: Se activa tu área de producción económica, valores, principios.

 

 

LEO: Se activa tu área de proyección personal, tu cuerpo físico, desarrollo personal.

 

 

VIRGO: Se activa tu área del karma, así que debes resolver asuntos pendientes.

 

 

LIBRA: Se activa tu área de amistades y vida social.

 

 

ESCORPIO: Se activa tu área de proyección profesional y destino.

 

 

SAGITARIO: Se activa tu área de ideales, proyectos y viajes.

 

 

CAPRICORNIO: Se activa tu área de inversiones y procesos de transformación.

 

 

ACUARIO: Se activa tu área de matrimonio, divorcio, asociaciones y asuntos legales.

 

 

PISCIS: Se activa tu área laboral, cuidado de la salud, terapias, servicio a los demás.

 

Teoría científica de la Cosmobiología

 

La Astrología es la ciencia que estudia el efecto de los planetas y otros cuerpos celestes en el ser humano, tanto desde el punto de vista biológico como psicológico.

 

 

Cuando abordamos esta disciplina con un criterio académico riguroso, aplicando el método científico para validar sus enunciados, y además, nos basamos en que lo infinitamente grande guarda relación con lo infinitamente pequeño, y por tanto así como hablamos de una biología del ser humano, también podemos hablar de una biología del universo, entonces la Astrología adquiere el nivel de Cosmobiología.

 

 

En este sentido, el Maestro de la Orden del Aquarius y discípulo del Maestre Serge bRaynaud fr la Ferriére, David Ferriz Olivares, escribió una gran obra, titulada “Teoría Científica de la Cosmobiología”.

 

 

En este libro se sientan las bases de esta maravillosa disciplina, en donde el Maestro Ferriz explica la relación de la Cosmobiología con otras importantes ramas del conocimiento científico y de las ciencias sociales, como las matemáticas, la astronomía, la biología, la medicina, la economía, sociología, psicología, etc.

 

 

Igualmente, el libro hace una recopilación de toda la base teórica y práctica que sustenta a la Cosmobiología, y a nuestro juicio, destaca con especial interés, el tema de la precesión de los equinoccios, con el cual se calcula las grandes eras astrológicas.

 

 

Devela el libro la razón por la cual el Maestre de la Ferriere estableció el año 1948 como el del inicio de la Nueva Era Acuariana, pues las efemérides planetarias calculan cada era en 2160 años como promedio por signo, pero no toman en cuenta que en lo que respecta a las constelaciones, cada una de ella tiene diferente tamaño, por lo que hay eras que duran más que otras.

 

 

Hay un destino superior, que se enlaza a nuestro destino personal. En astrología, podemos acercarnos a ese misterio cósmico a través de la precesión de los equinoccios, cuyo movimiento guarda íntima relación con los nodos lunares, tal y como explica el Maestro Ferriz en su maravilloso libro.

 

Pero primero expliquemos qué es la precesión de los equinoccios. El Sol realiza, de forma aparente desde la perspectiva de nosotros los humanos cuando vemos el firmamento, un recorrido alrededor de la Tierra, formando una especie de anillo, igual al anillo del ecuador, franja que divide en dos a nuestro planeta, pero el anillo que forma el Sol está algo inclinado y por eso en dos ocasiones se cruza con el ecuador.

 

 

En esas dos ocasiones se forman los equinoccios; en esos momentos el Sol está a la altura del ecuador, y los días y noches duran igual. El equinoccio de primavera ocurre en la latitud norte cuando el Sol entra a Aries, y en ese momento, en la latitud sur ocurre el equinoccio de otoño. Los solsticios se dan cuando el Sol se aleja más del ecuador, lo que ocurre en verano e invierno.

 

 

El punto en el que el Sol entra a Aries, cero grados de este signo, se llama punto vernal, y ese punto no es fijo, ya que la rotación de la Tierra se da con un bamboleo como el de un trompo dando vueltas, y hace que el anillo o eclíptica se vaya moviendo describiendo circulitos en su recorrido, y a la larga es un movimiento en espiral. Eso hace que cada 72 años el punto vernal (es decir, el punto donde se cruza el recorrido del Sol con el ecuador de la Tierra, a cero grados de Aries), se mueva un grado hacia atrás en el zodíaco; es decir, Aries-Piscis-Acuario etc.

 

 

Hace muchos años atrás, el punto vernal tenía enfrente suyo a la constelación de Aries, y por eso ese espacio o franja energética tomó el nombre de Aries también; y dividiendo en 12 el anillo (llamado eclíptica) que forma el Sol alrededor de la Tierra, se da origen a los signos del zodíaco, que coinciden con las constelaciones de las cuales tomaron sus nombres.

 

 

Pero como el punto vernal va retrocediendo, cada 2.160 por signo, deja de coincidir con una constelación y pasa a estar frente a otra; así es que dejó de coincidir con la de Aries y pasó a coincidir con la de Piscis, y ahora, está coincidiendo con la de Acuario.

 

 

Eso es lo que marca las eras astrológicas, las grandes eras de más de 2000 años. La influencia de las constelaciones es muy poderosa, no se aplica a la vida cotidiana, sino al gran destino de la humanidad. Su simbolismo tiñe toda una época. Por eso, para poner un ejemplo, la era de Piscis marca el cristianismo, cuyo simbolismo se asocia al pez, y los discípulos de Cristo son pescadores; y el signo opuesto a Piscis es Virgo, cuyo simbolismo es el reflejo de la gran influencia y significado de la Virgen María, madre de Jesús, el Cristo.

 

 

Ahora veamos esta maravilla: lo infinitamente grande guardando relación perfecta con un ciclo más pequeño. Los Nodos Lunares, que en astrología los usamos para determinar la misión personal y aprendizaje de cada ser humano, y las energías o karmas que trae del pasado, se forman de igual forma que los equinoccios.

 

 

En este caso, ocurre con la órbita de la Luna que intercepta la eclíptica, es decir, el círculo u órbita de la Tierra alrededor del Sol, y al cruzarse en dos ocasiones, parecido a los equinoccios, forma los dos nodos, el Nodo Lunar Norte, que indica la misión de vida, y el Nodo Lunar Sur, que indica nuestros karmas. Por lo tanto, los equinoccios vienen siendo Nodos Solares, que marcan el gran destino de la humanidad, mientras que los Nodos Lunares, marcan el destino individual de cada persona. Ambos van hacia atrás en el zodíaco.

 

 

El Nodo Solar, equinoccio de primavera o punto vernal, recorre el zodíaco en 25.920 años, y eso dividido en 12 signos, da un promedio de  2.160 años, aunque como dijismos, hay eras que suran más que otras por el tamaño de las constelaciones.

 

 

El Nodo Lunar recorre el zodíaco en 18 años, a razón de año y medio (18 meses) en cada signo. Ahora veamos como ambos ciclos guardan correspondencia. Cuatro recorridos completos del Nodo Lunar (18 años por cuatro) da un total de 72 años, y precisamente, cada 72 años, retrocede el punto vernal o nodo solar, un grado, es decir, realizando la llamada precesión de los equinoccios.

 

 

Y hay más ejemplos de la perfecta sincronía universal. El bamboleo de la rotación de la Tierra (técnicamente llamado “nutación”) forma unas ondulaciones en el recorrido del punto vernal, y cada una de ellas dura prácticamente igual que el recorrido completo del Nodo Lunar por el zodíaco, algo más de 18 años.

 

 

Esas ondulaciones hacen que el movimiento o recorrido de los Nodos tanto lunares como solares, vaya hacia atrás (retrogradación) y hacia adelante (directo), aunque en promedio, el movimiento que predomina es el de retroceso, por eso van hacia atrás en el zodíaco.

 

 

Es por esta razón que se computan de dos formas los recorridos de los Nodos, y se habla de un Nodo verdadero, con su movimiento de retroceso y avance, y un Nodo medio, que es el promedio de ese avance y retroceso, y con ese promedio, el Nodo medio siempre va en retroceso. Generalmente hay una diferencia entre ambos nodos de unos dos grados.

 

 

En nuestro pequeño destino, podemos tomar conciencia de nuestras eras astrológicas particulares; cada año y medio vivimos una pequeña “nueva era”: y en un plazo más largo, cada nueve años, cuando los nodos se acoplan a los nuestros, podemos vivir hechos que marcan de manera profunda nuestras vidas, y aún más cada 18 años.

 

 

Temas como este de la Cosmobiología, así como otros que tienen que ver con los grandes misterios del universo, y de la vida, son expuestos cada día por los Maestros de la Orden del Aquarius, siguiendo y propagando las enseñanzas del Maestre Serge Raynaud de la Ferriére, siguiendo la tradición de la gran fraternidad universal, a través de la Asociación Jnana AMS.

 

 

Les invitamos  a conocer más de esta asociación y de sus colegios iniciáticos, que están bajo la rectoría del Maestro Florencio Vásquez Ruiz, discípulo a su vez del Maestro David Ferriz Olivares. Para comenzar, pueden seguir en Instagram, la cuenta de la Jnana AMS AC: @bienestar_y_trascendencia

 

 

Ilustración:

Pedro González Rondón

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El día en que el Sol se apague…

 

El título con el que bautizamos este artículo, bien puede parecer el de una película de ciencia ficción, tal vez algo escandaloso o amarillista, sobre todo, tomando en cuenta que para que el Sol se apague, falta muchísimo tiempo, y es algo que no alcanzaremos a ver, y muchísimas de nuestras generaciones futuras tampoco. Sin embargo, es algo que ocurrirá inevitablemente.

 

 

Y a pesar de ser algo que ocurrirá en un tiempo muy lejano, toda una eternidad para nosotros, este hecho nos puede llevar a reflexionar sobre la transitoriedad de la vida humana, y de nuestro mundo.

 

 

Nuestro Sol está concebido para tener una duración aproximada de 10.000 millones de años, y de ese tiempo, ya lleva consumiéndose, 4.500 millones de años, casi la mitad de su vida.

 

 

Eso significa que al Sol le quedan todavía unos 5.500 millones de años, así que, desde ese punto de vista, podemos respirar tranquilos: la vida humana está garantizada por un muy largo tiempo.

 

 

Pero hagamos un ejercicio de imaginación: supongamos que han transcurrido esos 5.500 millones de años, bueno, un poco menos, 4.400 millones por lo menos, y supongamos también que no hubo otras circunstancias que acabaran con nuestro planeta (choque de meteoros, cataclismos, guerra nuclear, etc).

 

 

Es importante imaginar esto también (que no haya otros eventos que acaben con el mundo antes de tiempo), si miramos hacia atrás, a tiempos remotos, nuestro planeta no era un lugar seguro, pues de pronto surgían montañas, había diluvios, se abría la tierra, etc. Es bueno recordar lo que ocurrió con continentes desaparecidos como la Atlántida y Lemuria, que hoy los vemos como si fueran parte de una historia mitológica.

 

 

Si la humanidad se mantiene viva 5.400 millones de años después, quienes habiten el planeta vivirán el terrible espectáculo de observar como el Sol empezará a expandirse, a ponerse de color naranja. Al irse consumiendo, su masa expandida alcanzará primero a los planetas Mercurio y Venus, y los derretirá prácticamente.

 

 

Los terrícolas del momento no tendrán que esperar a que el fuego del Sol los alcance para ser testigos y protagonistas del fin del mundo y de la vida en el planeta, pues antes de que eso ocurra, las altas temperaturas harán imposible cualquier tipo de sobrevivencia.

 

 

Luego, llegará el momento en que el Sol se apague, se enfríe, y se convierta en una estrella enana de color blanco.

 

 

Para ese momento, no quedará ningún vestigio de vida, y todo legado que haya dejado la humanidad, desaparecerá irremediablemente.

 

 

Con esta reflexión no pretendemos dar una visión catastrófica de la vida, sino llamar la atención sobre hacia donde debe dirigirse la búsqueda de trascendencia del ser humano.

 

 

Muchos personajes que aman el poder, la gloria y la fama, centran sus aspiraciones no solo en la obtención de los bienes materiales, sino que además tienen grandes deseos de “pasar a la historia”, “dejar un legado”, “trascender”, que las generaciones futuras siempre los recuerden.

 

 

Eso puede ocurrir por un largo tiempo, pero sin duda, en la lejana época que describimos, todo desaparecerá, y no quedará vestigio de ninguna obra del ser humano.

 

 

Por eso, la verdadera búsqueda de trascendencia, debe buscarse, para realmente dejar huella, en el plano espiritual. Todo lo que aprendamos, todo lo que logremos para nuestra evolución, sólo será realmente trascendente en el plano espiritual.

 

 

La verdadera búsqueda de trascendencia debe estar en nuestro ser interno, y en el camino de retorno a planos superiores.

 

 

Con respecto a la inmensidad eterna del universo, nuestra vida es apenas un parpadeo; y la eternidad que durará nuestro Sol es un pequeño instante con respecto a estrellas mucho más grandes, que también son efímeras en relación a la eternidad universal.

 

 

Por lo pronto, si bien debemos prestar atención a nuestros asuntos mundanos, tomemos un tiempo para ver más allá, a aquello que dé verdadero sentido a nuestras vidas.

 

 

De todas formas, esperemos también que para aquel lejano tiempo en que nuestro Sol esté por extinguirse, la raza humana haya avanzado tanto, que le sea posible mudarse a otro planeta con condiciones similares al nuestro. Por ahora, eso es ficción, pero todo es posible…

 

 

Ilustración:

Pedro González Rondón

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El largo recorrido de Sirius por el Cangrejo

 

Sirius es la estrella fija más brillante del firmamento y una de las más grandes, y su influencia es, por tanto, poderosa e intensa.

 

 

Ahora que el Sol está por activar a la franja zodiacal del Cangrejo, es oportuno recordar que Sirius lleva un largo recorrido por este signo astrológico.

 

 

Las estrellas fijas (ellas están fijas en sus constelaciones), van recorriendo, debido al fenómeno de precesión de los equinoccios, la rueda zodiacal, a razón de un grado cada 72 años.

 

 

De acuerdo a esto, Sirius, que se haya ubicada en la constelación Alfa Canis, lleva unos mil años coincidiendo dentro de la zona zodiacal del Cangrejo, signo que toma sus cualidades de la constelación de Cáncer. Y seguir en este signo, por lo menos otros mil años más.

 

 

Actualmente, Sirius está a 14 grados del Cangrejo, irradiando sus energías prácticamente en el centro de este signo zodiacal. Entre el 5 y 6 de julio, el Sol estará en este grado del signo, y hará conjunción con Sirius, siendo el día de mayor intensidad para recibir los efluvios de esta gran estrella.

 

 

De acuerdo a los estudios de la Astrología Tradicional, Sirius tiene un efecto muy favorable, pues trae honores, distinciones, alabanzas, y herencias, tanto físicas como espirituales.

 

 

Las energías de Sirius tienen una correlación con las de Marte (acción, emprendimiento, valentía, fuerza física) y Júpiter (don de mando, popularidad, abundancia).

 

 

En el antiguo Egipto, Persia, Grecia y Roma, Sirius era objeto de veneración, y se invocaban sus energías para cultos y rituales mágicos.

 

 

En aquellos remotos tiempos en que la constelación de Cáncer estaba alineada con el signo del Cangrejo, la llegada del solsticio de verano indicaba un tiempo propicio para abrir el portal que permitiría la llegada de las almas que habrían de encarnar en un determinado ciclo anual.

 

 

Esta visión estaba muy acorde con las cualidades cancerianas de gestación y maternidad, y, por tanto, Cáncer representa el gran vientre cósmico que alberga la nueva vida.

 

 

Ilustración:

Pedro González Rondón

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