Una de las más conocidas
novelas del escritor alemán Hermann Hesse, “Demian”, narra el proceso de
intensa transformación que vive el joven Emilio Sinclair, personaje central de
la obra: nos habla de sus miedos y arraigos, sus crisis, sus turbulentas
emociones y su deseo de “volver a nacer” dejando atrás sus ataduras del pasado.
Al inicio del libro encontramos
esta frase: “Para nacer hay que destruir un mundo”. Así como el pájaro que nace
destruye el huevo, el niño “rompe fuente”, abandona la cálida protección del
vientre materno para nacer a la aventura de la vida mundana.
Todo esto se relaciona con la
misión fundamental de Escorpio, signo en que el Sol hace su entrada este sábado
23 de octubre a las 12:52 de la madrugada, hora de Venezuela (04:52 hora
universal). Al activarse la energía escorpiana, el ambiente nos dispone para
intensos cambios, donde debemos “destruir un mundo” y prepararnos para nacer de
nuevo.
Esta tarea no debe
atemorizarnos, al contrario, esa es la esencia de la vida. Morir y nacer son
los extremos que se tocan. Morir es igual a no haber nacido, y justamente ese
estado de muerte es el que permite que algo nazca.
Por eso la muerte no es el fin,
es la transformación o transmutación. En ese proceso de cambio debemos
desprendernos de algo que ya no nos sirve, que ya nos molesta o nos hace peso,
debemos permitir la “muerte” de una situación, para dar paso a lo nuevo, para
regenerarnos, para vivir nuevas experiencias y evolucionar.
Algo así ocurre en nuestro
propio organismo: cada semana mueren células y nacen otras y eso permite que
nuestro cuerpo se regenere, y cuando ya el cuerpo cumple su ciclo, la muerte
nos permite nacer en otro plano más elevado, porque en realidad “nada muere,
todo se transforma”.
En tiempos de Escorpio aprendemos
por tanto a soltar los apegos, a aceptar los cambios luego de un período de
“crisis”, es tiempo de perdonar, limpiar, soltar, para emprender el nuevo
camino ligero de cargas. Plutón, el planeta regente de Escorpio, es el que
destruye y nos deja el terreno limpio para que luego podamos construir lo
nuevo.
Escorpio es el signo de la
evolución, por eso se le asocia a tres animales: la serpiente, que es el estado
menos evolucionado y de bajas pasiones; el escorpión o alacrán, que representa
un grado un tanto más elevado de evolución, y finalmente el águila, que es
cuando finalmente alzamos el vuelo y nos remontamos a las alturas de la
espiritualidad, y desarrollamos una poderosa visión interna que nos permite ver
la verdad a través de las apariencias.
Escorpio representa la fuerza
del deseo que mueve montañas, él nos enseña que nada es imposible si de verdad
lo deseamos con intensidad, y también nos enseña a callar, porque cuando de
verdad deseamos algo hay que callarlo para resguardar energías que nos permitan
tener una mente poderosa para visualizar y concretar lo que de verdad queremos.
El
planeta que rige a Escorpio es Plutón, que representa las transformaciones
radicales; es el ave Fénix que renace de sus cenizas, la lava del volcán
interno que explota cuando al no transformar lo negativo en positivo, no
aguanta y se producen el terremoto y la devastación a nuestro alrededor.
Ilustración:
Pedro González Rondón
http://galeriapetrograph.blogspot.com/
CONSULTAS
ASTROLÓGICAS
POSGRADO
ASTROLÓGICO POR WHATSAPP
No hay comentarios:
Publicar un comentario